En todos los parajes desolados,
sean de Venus o sean de la luna
se repite la misma escenografía:
Basurales, piedras y esqueletos.
Todo convive en el olvido
y entre los vientos de la rigidez.
Solo tienen vidas las cosas sórdidas
como la muerte o las venganzas.
Hay ratones venidos de la nada
que pupulan sobre elementos aleatorios
el frio se reparte por igual
entre los consejos de las cosas muertas.
Hay parales que van a la deriva
y almas transmutadas que transmigran.
Todo ha perecido o es perecedero
y sólo arde el árbol de la desolación.
Las cosas azotadas tienes ojos y chillan
y las estrellas turbias les dan de latigazos.
Aquí no hay mar y nada sobrevive a la sed
y el desconsuelo es mayor que el de los seres terráqueos.