Una puesta del sol sin vehemencia.
Una mano vencedora en los náipes.
Una mujer atada a mi cintura,
el fin del recato y el fin del atrevimiento.
Una boca que de besos salobres,
el fin del tifus y el fin de la malaria.
El saneamiento de los huesos partidos.
El cesar del hambre hasta el esqueleto.
Luces y orquídeas tras los apagones.
La conclusión de todas las protestas.
Una manigua eterna en mi rostro solar,
un mes sin pasar una noche aciaga.
Un día sin lloro crepuscular
y la desaparición de las vanidades.
Un pequeñín que me abrace el cuello:
Es lo que deseo disfrutar una vez en la vida.