En mi adolescencia  fui feliz con una cama sobre la que dormía cansado cuando fui universitario y debajo de esta guardaba un par de libros y algunas vestimentas que me servían para cambiarme cada día de la semana. Naturalmente soñaba con tener una casa, un auto, y dinero para invitar a salir a una chica de vez en vez. Esperé muchos años para lograr materializar esas dos cosas deseadas y que alguien del sexo opuesto  se animara a estar con mi presencia. Ahora tengo casa, auto y con respecto al dinero, pues va y viene, ya que siempre hay que pagar esto y aquello; es decir, las responsabilidades que uno adquiere cuando se va llenando de cosas materiales. Tampoco necesité gastar mucho para lograr que una chica saliera conmigo, ya que no fueron muchas, hasta que una de ellas se arriesgara a echarse la soga con  un ser para nada sencillo, pues me es difícil demostrar el amor con palabras. Por otro lado, siempre me culpaba de las atrocidades que se cometían en contra de la humanidad por no encontrar la manera de luchar contra los culpables  y por lo tanto me conformaba con una charla de café con los amigos que  muchos de ellos por un largo tiempo habían quedado en el camino del descuido, ya que la flojera me ganaba para escribirles una carta. He tratado de ser honesto hasta que me sentí presionado por seres poderosos, quienes manejaron las leyes de ecología a su conveniencia y me pidieron dinero para seguir construyendo mi casa, ya iba a entregarlo, pero por suerte llegó un conocido a esa dependencia, quien vio mi caso que estaba en regla; pero eso sí, tuve que pagar una multa, aunque no fuera culpable. Al mismo tiempo he tratado de no ser injusto con ninguna persona que está en mis alrededores; esto, no lo puedo confirmar, tendría que preguntarle a ellos y eso me da miedo por el simple hecho que digan mi triste realidad de serlo. Me ha cansado mi trabajo de constructor porque me quedo siempre con la tristeza de haber pagado menos por lo que han elaborado estos artesanos de la construcción, quienes en gran parte nunca llegarán a tener una casa propia y digna (yo sólo pago, y la empresa constructora es la que define los salarios). He olvidado mis últimos cumpleaños, no por  vanidad, sino para defenderme de la resta de los números rojos que me van alcanzando y me recuerdan que algún día abandonaré este universo sin haber logrado todos mis sueños. Antes la naturaleza pasaba de lado, porque no la veía, menos la sentía como ahora que me detengo a oler una flor, o salgo cuando estoy en la playa con la toalla en mi hombro para sentarme sobre la arena y disfrutar las puestas de sol. Frecuentemente evito las invitaciones sociales en donde se habla de negocios o cosas banales porque prefiero la esencia de una reunión familiar. Todavía estoy en espera de los dioses, de los extraterrestres, pero creo que seguiré esperando porque la exageración de los sueños solamente produce  una realidad fantástica donde el ambiente se mueve como una corriente de un río color celeste que con el pasar de sus aguas cristalinas va dejando  desprender fantasma de vapor que se transforman en nubes locas que alimentan a los cultivos sin llevarse  las casas de los pobres, y es por eso que sigo soñando con piedras redondas de ese río para evitar las cortadas  que puedan herirme...Y con respecto a la escritura, recién he publicado un libro que he regalado a parientes y amigos, pero nadie me lo ha comprado. Esto no importa porque ya he hecho realidad otro de mis sueños.