LA MADREMONTE
Publicado en May 05, 2009
LA MADREMONTE
Soy un mito folclórico y poderoso en los Andes colombianos, en los valles del Magdalena y en las riberas del Cauca, igual que en otros lugares del continente americano. Ostento diferentes nombres que demuestran mi poder como diosa de los montes. Rijo las lluvias y los vientos que azotan la vegetación de toda Latinoamérica. Me describen musgosa y putrefacta al borde de quebradas y pantanos, cerca de las grandes piedras y sitios enmarañados por la fronda donde no cala el Sol del medio día. Dicen que mis ojos son brotados y encendidos como un fogón, que tengo colmillos de saíno, manos largas y expresión de furia porque me cubro de hojas secas, cortezas, chamizos y bejucos. Soy alta y corpulenta, cubierta de ramas y hojas frescas, musgos y lianas delicadas, luciendo altiva mi sombrero alón, con grandes plumas para más belleza. De lo dicho sobre mi existencia resalto lo que habla de mi cuerpo como zarza prendida, en movimiento, mientras miro con rabia a los humanos que buscan siempre destruirlo todo. Ataco cuando hay fuertes tempestades, inundaciones, derrumbes o borrascas que arrasan las cosechas y el ganado. Doy bramidos y gritos en las noches de mayor oscuridad, o desolada me quejo cuando hay truenos, incendios, ventarrones y relámpagos. Defiendo la naturaleza y aborrezco a los que invaden mis dominios. Me enervo cuando derriban árboles porque son mi espíritu y razón de ser. Persigo sin piedad a vagabundos, a maridos incapaces y a borrachos, igual que a bronquistas de linderos, que desoriento y pierdo en el camino cuando pretenden regresar a casa. Pero hay mentirosos que aseguran ver que robo niños en los campos, para luego conducirlos a lugares boscosos, detrás de las cascadas. Y sostienen los mismos desmadrados que cuando sola disfruto de mi baño, especialmente en épocas de invierno, dejo en las aguas residuos apestosos que producen sarna, carate, culebrilla y un sin fin de distintos padeceres. Para no hallarse en mi presencia los campesinos utilizan el tabaco, pepas de cabalonga en los bolsillos, medallas y también escapularios, o un fornido bastón de guayacán. No me agradan las comparaciones con Dabeiba, Pachamama o Yara, Capu, María Lionza o Caa-Yarí, no por verlas inferiores y enemigas sino porque yo, la Madremonte, domino las montañas colombianas y defiendo, por razón o fuerza, la flora que atropellan los humanos.
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Verano Brisas
Andica
Verano Brisas
Caranndor
un cordial saludo y mi admiración por tan bello poema. Caranndor
Verano Brisas
LUIS VILLASEOR MARTINEZ
DE NIÑO LEI UNA NOVELA QUE SE LLAMA LA JANGADA Y QUE SE REFIERE A LA LA PRIMERA TRAVESÍA PARA LLEGAR A LAS FUENTES DEL ORINOCO, REMONTANDO EL RÍO DESDE EL MAR, POR LAS RIVERAS SELVÁTICAS Y HASTA LAS FUENTES EN LA MONTAÑA. ¿SERÍA MADREMONTE?
HERMOSO POEMA
LUIS.