ENVIDIA SANTA
Publicado en May 05, 2009
ENVIDIA SANTA
No envidio a Pedro González Telmo por haber sido deán en la catedral de Palencia. ¿Por qué tendría que envidiarlo? Dice la leyenda que fue mundano, desenvuelto y vanidoso hasta que su caballo lo tendió en el barrizal por picarle las espuelas cuando quiso impresionar al respetable en la ceremonia de su nombramiento. Tampoco voy a envidiarlo porque fue director espiritual de los ejércitos cristianos que marchaban sobre Córdoba. Menos aún por ser depositario de los pecados reales cuando era confesor privado de Fernando el "Santo". Ni lo envidio por haber vivido en el majestuoso y criticado Medioevo, o haber sido apóstol y predicador ferviente en la gesta oscurantista de su época. Comienzo a envidiarlo sí, cuando sus pies llegaron a Cantabria y a Galicia, volviéndose inspirador y consejero de los gremios y cofradías marineras que empezaban a pulular sobre las costas de todo el norte de España. Quisiera como él, vivir hasta después de muerto en el recuerdo de los hombres que luchan con el mar. Que resuene mi nombre entre las olas y en las conversaciones que surgen en los puertos. Que todos los barcos, grandes y no grandes, me adopten como patrón entrañable, para que así, la santa envidia que me ahoga muera en noches de tormenta cuando escuche a los marinos gritar, mientras miran los penachos luminosos: "¡Fuego de Verano! ¡Fuego de Verano!".
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angela
M.M.
¡saludos Verano!
Verano Brisas
Edgar Tarazona
Victoria Hermosilla Palma