Han pasado los dias, han pasado las horas, los minutos en silencio, como el vuelo del aguila que quiere comer...sigiloso...dejando tras de si una estela de gruesas lagrimas...agotando el alma y la mente, perturbando los sentimientos. Y alli, en ese yermo paraje, vestido con sus mejores galas, la gargola que me tiene poseida, robando la energia de vida hasta dejarla en un hilo. Esa gargola me penetra, clavando sus uñas ensangrentadas, indiferente a los gritos de dolor que me produce. Da lo mismo lo que digas, da lo mismo lo que sientas, da lo mismo lo que no digas, da lo mismo tu silencio, no existen palabras, ni actitudes, ni penas que la conmuevan...al contrario, todas ellas, alimentan su voluntad de destruir para poder sobresalir y sentirse importante, significante y poderosa.
Y los dias pasan y la tortura continua...a veces la gargola se cansa y me deja en paz pero cuando despierta nuevamente, muestra sus pezuñas desgastadas y malolientes entrando en mi razon, en mi mente como vaho simplemente...y me dice que no valgo, y me dice que soy nada...y me dice que todos los que me han abandonado, lo han hecho, porque no valgo nada...y me dice que los que amo, no aman sino el provecho. Se mofa de los talentos, se mofa de mis intentos por buscar el amor...se rie a carcajadas cuando busco entre pequeñas grietas en la cueva, un pequeñito haz de luz. Busco aquello a lo que la gargola teme, sabe de mi busqueda y distrae mis pensamientos y de pronto...ese haz de luz que buscaba llega entibiando mi cara rasguñada y una voz desde lo alto me dice: Confia en tu corazon porque ahi estoy Yo. Esa voz es poderosa, esa voz es calida, es suave, provocativa y me seduce, creo conocerla...me parece familiar y me pregunto entre lagrimas de alegria y la voz me responde lentamente como queriendo penetrarme: es la tuya...es la voz de tu conciencia.