la inJUSTICIA de lo inCULTO
Publicado en Feb 04, 2010
Apesadumbrado, la mente ruborizada por las palabras zafias y vacuas, observo y oigo las nimiedades irreflexivas, que afloran de bocas incitadas por cerebros atrofiados, aletargados dentro de cuerpos modelados en horas de gimnasio, y que a simple vista parecen horas inútiles, desechadas y desperdiciadas, donde ejercitan pectorales, biceps y triceps, quemando calorías que arrastran a su vez las escasas neuronas que deben albergar cerebros exiguos por inoperantes e inactivos, desacostumbrados a ejercicios de meditación, incapaces de poder valorar las palabras de otros sin asimilarlas de manera flemática y repetirlas tan vacías de entendimientos como inapropiadas a los momentos y circunstancias en las que son pronunciadas. ¿Para qué molestarse en comprobar veracidades y sustentaciones empíricas?
Las defienden con el ahínco de quienes se creen poseedores únicos de verdades irrefutables, simplemente porque las han oídos de voces malintencionadas y tergiversadoras, cargadas de insana envidia, llevadas por existencias tediosas y aburridas. Y esos rumores corren como regueros de pólvora, adquiriendo apariencia no ya de probabilidades sino de hechos ciertos y veraces, estigmatizando a quien es el centro de tan despiadadas palabras y condenándole de por vida, por más que quiera expiar pecados nunca cometidos.
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