*CANTO A MI TIERRA
 
 
Porque nací en tu seno,
Porque un soplo de nostalgia
Me refresca los sueños,
Porque estoy atado a tu recuerdo,
Cada tarde
Me acomete el deseo
De volver a mirar
El cielo azul
Y los potreros
Y aquella larga planicie ensalitrada,
Con rumores de viento,
Con rumores de pájaros
Del tiempo,
Con tremolar de polvo
Y de silencio.
 
 
Y así,
Cada vez que te contemplo,
Que te miro de nuevo,
Que me saturo de tu sol
Y de tu aliento,
Se alboroza el corazón,
Brinca en el pecho,
Como bronco corcel
Sin sus arreos
 
Y aunque padeces el deseo
Del surco fértil
Y sediento.
 
Aunque casi te abrasas
Con el templo,
Cuya cúpula brillante
Parpadea
a lo lejos.
 
 
 
Aunque el sol canicular
Te prenda el viento,
Yo descubro en tus repliegues,
Elegante el vuelo,
Veloz y fugaz,
De halcones bellos,
De zopilotes
Colgados en el cielo,
De nubes nuevas,
De polvos y de arrieros.
 
Por eso es que retorno.
 
Por eso es que te añoro
Y te prefiero.
 
Y cada vez que el nuevo sol,
O los senderos,
O el remolino que crece,
 
O el bravo cielo
Con sus nubes rasgadas a jirones,
Dibujan su perfil
Al viento,
Yo vibro
Y me estremezco,
Y siento que bailan mis entrañas
Con todos los renuevos,
Con todos los llanos
Cargados con arbustos rastreros.
 
Y en tanto que retozas,
Que me vives adentro,
En tanto que desfilan
Por el yermo,
El halo rosicler de los ocasos,
Los berrendos,
Y aquellas parvadas
- Sedientas y voraces -
De pájaros de fuego,
 
Tu limpio cielo
Se satura de serenidad,
De sueños,
De gratos rumores
Que cantan en mi pecho.
 
Y a pesar
Que al declinar el sol
Te transfiguras,
Eres tu misma
Con tu propio misterio,
Con tu imagen cambiante
Y con momentos
De lucero policromo a lo lejos.
 
Y así te amo,
Con tu aspecto tornasol
 De buen agüero,
Con tus rumores,
Con toda la vida
En tu señuelo,
Con la emoción
De los mejores instantes del ensueño.