EL AMOR EN TRES ACTOS
Publicado en Feb 07, 2010
PRIMER ACTO
Una muchacha camina por la acera de la calle, Pedro la ve y se enamora al primer chispazo. Automáticamente, busca la mil y una forma de llegar a la chica, y de como acercarse a su casa. Pasan algunos días, y mientras establece las estrategias, exclama: Catira quitapesares, Catirrucia consentida, Tan bonita la muchacha, Te quiero pa toa la vida. Una semana después se encuentra con Juan, viejito de ochenta años, vecino de la catira. Entre cruces de palabras aflora el tema a conversación, Pedro le pasa el brazo, cariñosamente, sobre el hombro, y le dice: Donde estará el amor, donde andará cupido, para flechar esta flor, te cuento lo sucedido. Anteayer en la mañana, la vi salir de su cuarto, en chancletas y pijama, y ¡tremendo sobresalto!. Sus rizos dorados, alborotados por la cama, ¡susto mi corazón! cuando vi su cara. Desparrame el café, que me sirvió la hermana, del pulgar hasta el meñique, manchando la porcelana. Carcajadas sonoras, de su boquita perlada, ojitos de gata angora, entusiasmada mirada. Con el corazón acelerado, inflado por la emoción, y la vista perdida en el vacio. Se le escapa un suspiro y en medio de la agitación soltó versos, al viento humedo, como si la estuviera viendo. Amaneciste feita, catira quitapesares, vi tu alma bonita, vi pureza a raudales. El amor entró a mi alma, la atracción lo ató a mi, anteayer en la mañana, aunque feíta te vi. SEGUNDO ACTO La tarde trascurre lentamente, entre la brisa fresca y el canto de un cristofué que picotea las guayabas maduras. Al fondo del horizonte aflora la luna menguantera, despidiendo al sol que proyecta sus últimos rayos sobre las nubes. Estas se conjugan con los fotones y crean un espectacular crepúsculo anaranjado en matices. En el quicio de la ventana la catira se sienta. Pedro que recién llega, recibe la grata sorpresa, y en segundos aflora en su boca un manantial de versos, provocando risas en la enamorada. Ayer en la tardecita, visitarte improvise, regando el jardín florido, un espectro me encontré. Entre flores y pimpollos, entre la tierra y el cielo, con sombrero de cogollo, y largas botas de cuero. Con guantes negros de goma, y el camisón de ña merce, del susto pelé el peldaño, y casi un diente me saque. Corriste a levantarme, con tu boca tropecé, mis labios se acaloraron, se acalambraron mis pies. Cuando descubrí tus ojos, y la sonrisa de anteayer, y de ñapa mi catira, esa esencia de mujer. El se abraza a la ventana, casi queriendo atravesar los barrotes, para estamparle un beso, en los labios naturales de rojo pasión. Ella se despide con un beso que se lo lleva la brisa y Pedro lo atrapa en el aire, mientras le entona: Atardeciste feita, catirrucia consentida, te quiero no por bonita, te quiero unir a mi vida. El amor entro a mi mente, El deseo le hecho raíces, anhelo ardientemente, fundirme en tus matices. TERCER ACTO El amor llego a sus almas, y la locura también. Se pusieron de acuerdo y de la fruta del árbol comer. Pedro más alegre que muchacho con juguete nuevo, salió a preparar la aventura, al tanto que al viento, gritaba: Hoy es un día de gloria, hacerte mía acordamos, concebir el amor, amor, ¡inventamos o herramos!. Al día siguiente, una tarde cualquiera del mes de abril de no se cuando, en medio de una fiesta de matrimonio. Pedro se levanta de la mesa y en medio de los invitados, agarra el cuatro de los músicos y en re menor, canta estos versos a los presentes, quienes ríen y aplauden a medida que la versación avanza. Bajo la oscuridad de la noche, Como un don Juan tenorio, Con una flor en la mano, entre a su dormitorio. La luz se enciende de pronto, casi muero de impresión, un fantasma que se levanta, envuelto en un camisón. A cosa tan fea y tan rara, con rollos en la cabeza, con crema blanca en la cara, y ruedas de pepino dos piezas. Doy la vuelta para huir, por la ventana saltar, oigo la cama crujir, oigo risas a reventar. El alma me detiene, mi mente entra en razón, ¡ah catirrucia pa bromista!, otro susto pa mi corazón. Aquí detiene el cuatro y golpea con su mano el pecho, a la vez que recita. Para salvar el orgullo, le hice una guerra de almohada, y en medio del barullo, entro el suegro y la cuñada. Retoma el viejo cuatro bullanguero, quien vibra acompañado de las risas de los invitados, y continúa con la cantata. Ayayay donde me escondo, Santa Clotilde, Santa señora, patitas pa que las quiero, luz por que no te vas ahora. El viejo preparó el chopo, sin pedir explicación, casi que jala el gatillo, en medio de la confusión. Camina hacia la mesa de los novios, y con la picardía entre ojos declama, y sonriendo invita a doña mercedes. ¡No dispares! grito la suegra, ¡va ocurrir una tragedia!, la catira y yo somos culpables, de esta peligrosa comedia. Doña mercedes se levanta y dice: Quisimos a pedro mostrar, que al casarse no todo es bonito, es integrar otra familia, y querer al viejo, al perro y al gatito. Pedro se dirige a los presentes, declamándoles a capela. El amor tiene sus trucos, para lograr su cometido, ¡yo casi soy difunto! ¡y mi suegra de cupido! Busque salir por la puerta, Aclarado el zaperoco, Y oí carraspear al viejo, Y apuntarme con el chopo. El viejo se echa un trago, mira a sus hijas y esposa. Lleno de emoción le contrapuntea los versos. Pues aprovecho la ocasión, Les digo con mi carota que les sirva de lección, por estar inventando cosas. Hoy en la mañanita, se terminó este jolgorio, y aquí están toditas, celebrando este casorio. Los ojos de pedro brillaron. Y grito con emoción: ¡Hoy en la mañanita!, el amor entró en mi vida, catira quitapesares, catirrucia consentida. En la vida no todo es bonito, lo bonito es el amor, el amor llego solito, en una alforja de humor. Y colorín colorado este cuento-poema se ha terminado. Fin
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florencio
saludos......
Alfonso Z P
Tu lo dirás en broma, pero seguro que más de una vez ha pasado.
Te felicito y estrellas.
Saludos: Alfonso
florencio
PD.
NO ES MALO UNA MENTIRITA SI ES PARA UN BIEN Y LLEVA AMOR DEL BUENO
HASTA LA PROXIMA
florencio
HASTA LA PROXIMA.
ALEIDA
ALEIDA
Un abrazo
leticia salazar alba