Puedo ver esta mitad que me sostiene,
se prolonga en mi bastón,
signo del tiempo.
Acaudilla mis valerosas consignas,
frases temidas que no han transado
los contratiempos.
Cuando me siento solo un momento
toco el silencio, grabo el instante,
tan saludable atención me roza
y abrazo vivo señal de sombras
que ya me erizan,
no me cuestionan.
Mortal testigo de un fin de siglo
apabullado por ceremonias,
pueden cuchillos mas que palabras
me dicen, viejo, basta de bromas.
Por calendarios que se esfumaron
pasaron sueños que naufragaron
un testamento para este invierno
lejos del ruido y de los aplausos.
Puedo ver esta mitad que me contiene,
de la otra que fue mia solo un
parte de noticias acabando
con la fe de mi familia.