Las Tres Marías (Teatro Virtual para adultos).
Publicado en Feb 16, 2010
En la suntuosa casa de José de Arimatea, en el lujoso salón lleno de recuerdos de Jesucristo, se encuentran, reunidas y a solas, María (la madre de Jesús), María (la Magdalena) y María (la hermana de Lázaro).
María de Jesús.- Mi hijo sólo hizo lo que era necesario hacer. María de Magdalena.- A su hijo lo quiero yo demasiado. María de Lázaro.- Sí. Pero yo le amo. María de Jesús.- Entonces... ¿eres tú la verdadera enamorada de mi hijo?. María de Lázaro.- Efectivamente. Soy yo la verdadera enamorada de su hijo a pesar de lo que dicen los murmuradores y los que usan sus lenguas sólo para confundir a las gentes. María de Jesús.- Esto es necesario aclararlo de una vez por todas porque sé que, en algún tiempo de la historia humana, saldrán escritores que, con tal de hacerse famosos, ganar mucho dinero y hasta obtener premios a nivel mundial, dirán y escribirán verdaderas barbaridades y patraás sobre mi hijo y, de paso, sobre mi esposo. María de Magadalena.- Yo amo a su hijo de una forma que podríamos llamar platónica. María de Jesús.- En ese caso... ¿es cierto, María de Lázaro, que estás enamorada de mi hijo?. María de Lázaro.- Es totalmente cierto y si estuviese aquí presente mi hermana Marta lo podría confirmar con total certeza. María de Jesús.- Te creo. Sé que eres sincera. No es necesario que venga Marta a confirmarlo. María de Magdalena.- Sí. Pero yo también le amo. María de Jesus.. Y yo también... pero con amor de madre. Vamos a ver... !no compliquemos el asunto!. María de Magdalena.- No se preocupe usted, María de Jesús, que ya vendrán escritores sin escrúpulos, sin moral y sin apenas ética, para confundir a las gentes y hacerse millonarios a costa de dichas gentes. María de Lázaro.- Luego las tres amamos a Jesús. Usted, su madre, con amor de madre; tú, María de Magdalena, con amor de amiga y yo, María de Lázaro, con amor de enamorada. María de Jesús.- Pero... ¿sabes bien que mi hijo no se va a casar con ninguna mujer?. María de Lázaro.- Lo sé con total certeza... pero no puedo evitar estar enamorada de Él. María de Magdalena.- Esos escritorzuelos del futuro escribirán completos absurdos sobre mi relación con su hijo. María de Jesús.- Mi hijo no hará jamás caso a esa clase de gente. Mi hijo ama al mundo. María de Lázaro.- Por eso sé positivamente que nunca se casará conmigo. María de Magdalena.- Y por eso yo sé que Él también me ama a mí. María de Jesús.- Pero entendiendo que te ama como ama al resto del mundo. María dse Magdalena.- Yo lo tengo totalmente claro. María de Jesús.- Entonces aclaremois definitivamente este asuinto. Si mi hijo tuviese intención de casarse con alguna mujer sería contigo, María de Lázaro. María de Lázaro.- Pero sé, y comprendo, y razono sabiamente, que nunca jamás se casará conmigo. María de Magdalena.- Y yo entiendo y comprendo y razono sabiamente que tampoco se casará jamás conmigo. María de Jesús.- Entonces hagamos pública esta Gran Verdad para descubrir las mentiras que tantos contarán sobre nosotras esos escritores sin escrúpulos que recibirán los honores y los mejores premios a cambio de decir verdaderos absurdos sobre mi hijo y, de paso, sobre mi esposo José. María de Magdalena.- No se preocupe, María. Usted sabe bien que yo sería incapaz de provocarle a su hijo ningún deseo amoroso carnal. María de Lázaro.- Y tambiém sabe que yo guardaré silencio de mi amor por Él... porque tampoco quiero ni deseo provocarle amor carnal. María de Jesús.- Que el mundo entero se entere y que la mentira se caiga por su propio peso. María de Magdalena.- Tantas mentiras cuentan y contarán de mí que he decidido no hacer caso... porque quien hace caso a un mentiroso es más mentiroso todavía. María de Lázaro.- Cierto es. Dices Verdad. Es más mentiroso quien hace caso a un mentiroso que el propio mentiroso; porque el mentiroso miente sabiendo que miente mientras que el que ha¡ce caso a un mentiroso miente de forma inorante. Y la ignorancia es aborrecible para Dios Padre. Y las tres Marías, reunidas en el lujoso salón del rico, honesto y sincero José de Arimatea, comenzaron a beber su té con toda tranquilidad sabiendo que la Gran Verdad de Jesucristo es una sola y que los que utilizan su nombre para hacerse millonarios contando mentiras sobre Él y, de paso, sobre José (el esposo de María de Jesús) tendrán su propia caída. Y será un caída mucho más dura que la de María de Magdalena que fue perdonada poor Jesús ya que ella es ionocente de tanta farsa, murmuración e injurias que han escrito sobre ella y su relación amorosa-amistosa con Jesus.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|