El destino del mundo. Cap. II [3/3]
Publicado en Feb 16, 2010
En la salida lo estaba esperando Sam.
Ella lo abrazo, él la rodeó con su brazo y caminaron. - Estoy afuera, al fin - Hizo el típico grito de felicidad que hace la gente. Ella solo sonrió y lo acompañó a casa. - ¡Mamá!, por Dios te extrañé mucho, ¿Cómo estás? – La abrazó muy fuerte, le besó la mejilla y tomó su mano, no quería soltarla. - Estoy bien, hijo. Que guapo que estás, no te veía hace tanto tiempo – Tos. Él le acarició la espalda. - Mamá, ¿Qué tienes? – - No tengo idea, no tengo dinero suficiente para ir a ver a un médico. Dejé de trabajar hace un par de años y los vecinos, si no es por el gobierno que me da algo de dinero, probablemente me habría muerto de hambre – - ¿Y de eso no te alcanza para ir a ver a un médico? – - Cerca del almacén más cercano, hay un niño, tiene alrededor de siete años, siempre que paso por ahí le compro una bolsa de comida, dejándome con una bolsa de comida la que aguanta todo el mes. – - Pero, pero, tu salud está primero, mamá – - Lo sé, pero es que no puedo dejarlo muriéndose de hambre, su madre murió y su padre es un enfermo alcohólico que es pobre y lo que tiene de dinero lo gasta en licor. Ni siquiera va a la escuela…- - Voy a trabajar y podrás ir a un doctor, comprarte medicinas y comerás muchas, muchas cosas, podremos adoptar a ese niño y lo mandaremos a la escuela, pero mamá por favor haz un esfuerzo y no desfallezcas, te lo ruego. – Tenía sus ojos brillantes, a punto de llorar. - Lo voy a intentar, quiero ver que saliste de la pobreza – - Te amo, mamá – Le besó la frente. Salió de la habitación. - Quiero que conozcas a mi madre - Le tomó la mano y la hizo pasar donde permanecía la mujer. Sam la miró a los ojos dulcemente, al parecer no podía evitar acordarse de su madre. - ¿Saliste hace unas pocas horas y ya tienes novia? - - Que no es mi novia mamá – Risas de todos, ambos estaban rojos como un tomate, la mujer solo los miraba y reía a la vez. - Soy Samantha, la amiga de Chris – - Soy Lucía, su madre – - Es un placer señora Lucía – - El placer es todo mio, pequeña – Le sonrió. Christopher estaba feliz, sonreía de oreja a oreja, las dos personas que más quería en este mundo estaban con él. - Chris, debo irme, se hace tarde y tengo que ir a ver a mi mamá - - ¿Cómo está ella? – Preguntó Lucía, se había dado cuenta de que algo no andaba bien. - Los doctores dicen que bien, pero… - - Ella está en coma. – Él terminó por ella. - Oh, por Dios, lo siento mucho – - No se preocupe, tengo la esperanza de que despertará muy pronto – Sonrió. Sam salió de la habitación. - Adiós mamá, acompañaré a Sam y vuelvo - - Hijo, la vida es corta, atrévete antes de que se acabe – Llevó esa frase consigo todo el camino, la analizó, examinó, estudió. - Ésta es mi mamá - - Es hermosa, es casi idéntica a ti – - Ella siempre sonreía, mi abuelo decía que saqué su sonrisa, creo que al acordarme de eso el día que te conocí, se me hizo difícil mostrar una expresión amigable – - Yo pensaba que te había caído mal – Él rió, pero ella quedó mirando fijo el cuerpo de su madre, su rostro, dibujaba su sonrisa pero al instante regresaba al mundo real. Soltó lágrimas. - Lo siento, no creí que ese comentario haría que te pongas así - - No es eso… es solo que… extraño su voz, sus abrazos – Lloró al fin. Él la abrazó. - Todo estará bien, ya verás que se va a despertar - Sintió la necesidad de acompañarla, su madre soportó dos años sola, podía esperar un rato, pues si estuviera ahí ella le hubiera dicho que acompañase a su amiga, en ese momento ella lo necesitaba mucho más. Le tomó el rostro, le secó las lágrimas y la miró a los ojos y besó sus labios delicadamente. Ella le rodeó el cuello con los brazos. Repentinamente se soltó y se dio media vuelta. - ¿Qué sucede? - - Esto no es correcto – - ¿Por qué? – - Somos amigos, no entiendes, esto no hacen los amigos – bajó su mirada. - ¿Acaso no te gusto? – - Es que… – Se sonrojó - ¿Entonces cuál es el problema? – - No lo sé, ¿te gusto? – - Si no me gustaras no me hubiese acercado a ti, Sam, yo te amo – Se miraron a los ojos - ¿Hablas en serio? - - Muy en serio – - Yo también te amo, desde que te conocí – Se abrazaron como si no se hubiesen visto en años, ese momento duró años. - Ya no cuento cuanto llevo esperando la muerte, ahora cuento el tiempo de mi existencia. -
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JUAN CARLOS
M querda amiga me he quedado atrapado en tu extenso y formidable relato ¡¡¡¡¡ Te felicito por esa capacidad creadora y tu talento que asoma a raudales...sigue deleitandonos por favor ...Estrellitas mil ¡¡¡¡¡¡
Cariños...Juan Carlos....
Nayadeth
Muchísimas gracias por leer !
un abrazo !