De transgredir se trata,
de abolir intromisiones innecesarias,
patear el culo de los censores
y ser la estrella en alguna tapa.
Los quince minutos Warhol de este
futuro claman,
tus tetas que se bifurcan
y el goce de la manada.
Luz, cámara y nada,
un culto imagen desorbitado
que engendra frases estrepitosas,
una semiótica polarizada por esperpentos
dictando cátedra.
Todo en botica.
Un aquelarre de viudas viejas
despotricando contra las curvas,
beldades nuevas que fagocitan como un enjambre
las erosiones de la tormenta.
La realidad que nos avasalla, el homo videns en
su apogeo, los dirigentes prendiendo velas.
Los hacedores de la protesta juzgan a diario,
lavan cerebros, juran en vano.
Distorsionadas llueven noticias crucificando
malas palabras y una bandada de movileros
tan acechantes sembrando trampas.
De transgredir se trata,
de confundir sentidos comunes,
un monopolio crudo y febril en guerra
cruenta yendo por todo,
una cruzada por malos modos
que entibia el alma desde la siesta.
Mil cochinadas, cien botineras, cuatro sarcasmos,
veinte plateas, hambre de rating, shock si es fracaso
pool de hacendados por sed de soja,
trenes al borde, calles tomadas, y un monocorde
texto que agrada.
Miente que algo queda, sálvese quien pueda, calumnias
e injurias, abogados y enemas.
De transgredir se trata.