Vengo buscando desde el inicio de mis latidos una razón para justificarles en esta tierra de injustos olvidos.
Si de mis ojos solo caen mares amargos y sobre estos naufraga un frágil trozo de mi alma,¿ quien es el culpable sino tu que me has dejado aquí con las piernas temblando y el aliento exaltado?, escudriñando en una maraña de hechos ajenos.
Que triste es el olvido cuando te resulta un imposible. Que triste es este latido opaco y resentido. Que triste es este estuche  de pérfidos sonidos,  estos labios rojos que se ciñen contra la almohada cuando tu perfume  es solo un fantasma...¡que me arranquen las entrañas!, que diseccionen  a esta mariposa calcárea que lleva tatuada en su dermis dos golondrinas que a casa nunca regresaran.