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Siguen vivos
Publicado en Mar 20, 2010
 Entonces... No han muerto, sólo han cambiado de casa y ahora están más cerca del Padre. Siempre vivirán en nuestro corazón porque el amor cuando es verdadero tampoco muere, es eterno como Dios... No muere su presencia, se queda firme y fija en el cofre de recuerdos. No se va el cariño, se queda a buen resguardo y creciendo cada día de la mano del agradecimiento por cada momento compartido... No borramos su imagen de nuestra mente, se queda tallada con el cincel del amor con el cual fue hecha por esos seres hermosos que Dios llamó a su lado antes que a nosotros, queriendo rodearse primero de los mejores... No mueren, sólo cambian de residencia y nos dejan al amor más grande como el mayor regalo y una estela de lucecitas brillantes que nos marcan el camino del reencuentro en la Presencia Eterna de Dios... No han desaparecido, sólo se adelantan en el camino del amor y del aprendizaje. Siguen vivos en el sentimiento que sembraron y que nosotros seguiremos regando aguardando esperanzados por el abrazo eterno frente a Dios. Los seguimos amando porque ese es el acuerdo al nacer juntos, al ocupar el mismo mundo, al soñar la misma sonrisa... y como sólo muere lo que se olvida, aquí no los olvidamos y abrimos el alma ante la partida que no es más que despedida momentánea... Entonces Dios nos enseña que no amamos un cuerpo o un nombre o un rostro... Amamos las almas, los corazones, la esencia de los seres que habitan nuestro corazón...
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