OBSEQUIO Y HOMENAJE A J.DOSSI Y E.S.DISCEPOLO (Parte IV)
Publicado en Mar 21, 2010
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Discépolo, a raíz de sus pulmones maltrechos, se asomaba todas las mañanas al balcón a oxigenarse un poco luego de despertar (4to. Piso Callao y Córdoba).
Enfrente del edificio había un kiosco de un polaco.
Ese hombre, cada vez que veía al poeta,lo saludaba agitando su mano. Discépolo le devolvía el saludo. Era una rutina que duró años, aunque nunca habían cruzado una palabra. Cierto día, el kiosco se prende fuego y el pobre polaco llora por la pérdida de lo único que tenía para subsistir.
Enrique contempla la escena desde su balcón y baja para ayudar.
En ese momento (como tantos en su vida) el autor se encontraba sin dinero. Resuelto, caminó por Callao hasta Corrientes entrando en todos los negocios a pedir ayuda para el polaco. Cruzó de vereda y volvió por enfrente haciendo otro tanto. Claro, era Discépolo ¿Quién le podía negar algo?
Regresó con una cantidad de dinero como para dos kioscos nuevos,.
Se lo entregó todo al hombre y le auguró éxitos.
Siguieron saludándose cada mañana como si nada hubiese pasado...
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Foto del autor MARIANO DOROLA
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Descripción

JD ESD

Palabras Clave: SM

Categoría: Material Educativo

Subcategoría: Apuntes



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SIR MARIAN

AHORA RESULTA QUE EL HOMENAJADO Y DICHOSO MEJOR DICHO, SOY YO.
POR HABER APRENDIDO LO QUE ME ACABAS DE COMPARTIR
ERES UN GRAN CIUDADANO
AMIGO
POETA
SER HUMANO JORGITO !!!!!! ERES UN MUY LINDO SER HUMANO E INTELIGENTE.

HUMILDEMENTE TE DIGO QUE NO SABIA TODO ESTO Y TE ESTARE SIEMPRE AGRADECIDO

YO A TI Y A DISCEPOLIN LOS QUIERO MUCHO
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March 21, 2010
 

Jorge Dossi

Como bien decia Horacio Caró en "Discepolo obligo a la parca a presenciar la victoria del pueblo". Discépolo pone todo de sí para expresar su apoyo a un gobierno que él piensa que ha venido a redimir las décadas que él padeció como artista y como hombre del campo popular. No le costó poco. Amigos, colegas del mundo artístico, prohombres de la intelligentzia porteña, críticos periodísticos, todos ellos lo denostaron hasta el insulto y la difamación. Su talento no sirvió de nada para evitar que la crítica porteña le asestara los mandobles políticamente correctos de aquellos días. Discépolo, dirigiéndose a Mordisquito, pero hablándole a esos indignados profetas de la cultura impuesta por tablishment, los interpelaba con esa atrevida y filosa lengua jetona: «La nuestra es una historia de civismo llena de desilusiones. Cualquiera fuese el color político que nos gobernó, siempre la vimos negra. Aspiramos a gozar y al final nos gozaron. ¡Todos! ¡Siempre! Una curiosa adoración, la que vos sentís por los pajarones hizo que el país retrocediese cien años. Porque vos tenés la mística de los pajarones y prácticas su culto como una religión. Cuanto más pajarón él, más torpe y más crédulo vos. Te gusta oír hablar a la gente que no me entendés nada; la que te habla claro te parece vulgar». ¿Exagerado? ¿Destemplado? ¿Sectario? El contexto de época ayuda a poner las cosas en su lugar. En un país en el que a un presidente que ganó las elecciones contra casi todo el arco político restante se lo denomina «El Tirano», donde a las mayorías que rescataron de la cárcel a Perón en octubre de 1945 se las llama «cabecita negra» (años después se perfeccionaría ese calificativo y se lo reemplazaría por el más filosófico «aluvión zoológico »), la desmesura es un recurso más de una comunicación ruda, como ruda era la confrontación política del momento. Al fin y al cabo, cada vez que en la Argentina confrontaron —confrontan— dos proyectos de Nación, los tonos de la comunicación resultaron —resultan— destemplados.

Responder
March 21, 2010
 

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