MI AMADA AVILA
Publicado en Mar 24, 2010
MI AMADA AVILA
Me llegan noticias fatídicas de mi tan amada, Avila. Mi montaña caraqueña, yo apenas me asomo por una pequeña rendija al exterior. Noto todo nublado, pero continúo intensamente comunicándome por escrito o pretendiendo dejar salir un poco de mí, lo que llevo dentro. Mi amante, me comenta, al atardecer que la ciudad está rociada de cenizas, que denotan la muerte lenta de nuestra bella montaña. Afortunadamente, siempre renace con la tierna lluvia. Pero ahora es diferente, el clima es distinto y la tierra en estos meses no permanece quieta, golpeando a los hombres fuertemente. Quizás está retribuyendo las dolencias que los seres humanos le han propinado. En nuestro país, existen diferentes leyendas de ensoñación, referidas a ella. Unas más creíbles que otras, pero todas maravillosas y colmadas con el barroco misterio. Un amigo bohemio y periodista me contó que se dice, por ejemplo " que en una de sus laderas, la más cercana a Los Chorros, en las noches de plenilunio, cuando la ciudad a sus pies está más aletargada y envuelta en sopor, sale de las grandes piedras cubiertas de musgo, un chorro que quien la beba, amará con pasión, tendrá ramalazos de locura". Yo media adormecida por tan fragante historia, me dejo llevar. Y pienso correr con mi amante hasta allá, pero me detengo en la mitad del sueño, porque sería magnifico que me amara con pasión, pero no desearía que ni las yemas de sus dedos, se acercara a la locura. Igualmente, se dice de este conjunto de montañas increíbles, al norte de la ciudad. Los indígenas Caribes de la Cordillera de la Costa las llamaban" Guaraima Ripano", cuyo significado parece ser Sierra Grande, "sierra inmensa" declinada sobre todos los matices de azul", la llamaría posteriormente el alcalde Gabriel del Avila. Sin duda, es un territorio espléndido, de fauna y flora características. Lleno de pequeñas cascadas que traen misterio y ensoñación. Amaneceres y atardeceres que imprimen unos adjetivos mágicos a los viajeros que las visitan. Mi compañero intelectual, me señala que ese aire enigmático atrajo al médico alemán Gotfried Knoche, quien se ató a estas tierras y no decidió regresar a su ciudad natal. Señala la historia con visos de leyenda que en la pacífica y gentil ciudad caraqueña, de principio del siglo XX , colmada de carretas y travías. El doctor Knoche al conocer su magnífica belleza, le encontró semejanza con su pueblo natal allá en Alemania. Comenzó a quererla y servirla como hijo, cuidando esmeradamente a sus enfermos. Según dicen, un día obtuvo terrenos próximos al Picacho de Galipán, colocando sus laboratorios de investigación. El Avila seguía su vida, la labor constante de sus arrieros que siempre van entre flores, miel y frutas. Las leyendas cuentan que, allí preparó un líquido que evitaba la descomposición de los cadáveres, sin extraerles las víceras, se corrió un extraño rumor de que en esa casa llamada "Buena Vista" se preparaba un batallón embalsamado, que serían guardianes de la montaña. Sólo queda la incógnita abierta, de la Historia y de la Leyenda; de la verdad y la fantasía. Lo cierto es que este personaje, debió amar esta tierra porque terminó sus días allí. Y se dejó seducir por el ambiente especial, que se respira en todo El Avila.
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rosario
rosario
Alfonso Z P
llenos de historias y leyendas. Muy bueno este trabajo investigativo.
Abrazos: Alfonso
miguel cabeza
rosario