Al fin llego el día, voy a encontrarme con mi amado al otro lado de la frontera, tengo tantas ganas de sentir su cuerpo.
Rapidamente busco el mejor  asiento, de cara a la ventana,  así podré ver el paisaje y no ahogarme. Siempre que viajo me pregunto quien será mi compañero de viaje, con voz pausada y agradable él preguntó; ¿Esta ocupado?, yo viendo ese rostro juvenil sin duda dije, no, puede sentarse.  Casi de inmediato se apagaron las luces, suspire y pense, rumbo a Bocoró. Hacia frio, sin querer se tropezaron nuestros cuerpos, de allí en adelante no se donde me quede, comence a sentir su aliento en mi cuello y sus manos en mis senos, no sabia que hacer, solo queria sentir, habia urgencias de caricias y estaban allí, tenía que sentir, sin palabras intercambiamos saliva, su lengua se deslizaba entre mis dedos, era una locura, mis manos acariciaban su sexo, el mio estaba a reventar, sentia el calor deslizandose por mis muslos, queria gritar, entre risas el uno al otro le tapaba la boca con besos, el tranvia estaba full, de repente, se prendieron las luces, sonriendonos acomodamos nuestras ropas, el viaje llego a su fin con una profunda mirada nos despedimos.
Baje rapidamente, tenia que llegar a la estación de radio pronto terminaria el programa, alli estaba sentado frente al micrófono, con su cara de inocencia ignorando mi viaje y yo el suyo.
Solo fue un buen compañero de viaje.