El Inmutable
Publicado en Apr 04, 2010
Yo sé lo que pasó.
Te levantaste y corriste. La determinación la tomaste sentado en el sillón verde pardo de la habitación. Nueva York daba frente a la ventana; con la mirada fija en lo más lejano y azul del río. Te levantaste, guardaste la foto y corriste. Subiste al auto a medida que te taladraba la cabeza una fuga de ideas intangibles y sin coherencia, sin orden. Las ideas no habían pedido un turno, ¿verdad? Seguramente viajaste por más de catorce, quince horas, y no sos de visitar paradores, por lo que creo que fueron quince horas seguidas. Y llegaste al pueblito, no te importó más el auto; viste la casa que todo el tiempo traías en el bolsillo, viste los viñedos, viste los vecinos ¿Qué pasó cuando viste el arrollo? No te lo esperabas. Sí, siempre estuvo ahí, si la foto no lo mostraba no era por mentirosa, era por conocer poco. No es bueno confiar en fotos simplemente por tener la capacidad de detener el tiempo. Si la casa estaba al otro lado… tenías que cruzarlo, era inevitable. Pero nunca aprendiste a nadar, supongo que no tenías tiempo, o eras muy viejo. Por algo estaban esas piedras ahí, asomándose en el remanso del arroyito. ¿Viste tu cara en el espíritu que paira sobre las aguas del arroyo? No tardaste mucho en cruzar, pienso. La primera piedra del noreste a sudoeste es baja, la segunda se mueve un poco, amenazando con ceder, la tercera si no me equivoco es la que hace un ruido peculiar al pisar. Hay una cuarta que patina por el verdín, y la quinta la ocupó un pie que no era tuyo -corríjanme si no es así-. Estaba descalzo, lo viste bien. Subiste la mirada rápido para no ver el bermudas roto, ni la camisa sucia, el pelo desprolijo, ropa vieja y desgastada, seguro. Firme como sos le cuestionaste el atrevimiento de meterse en tu camino a ese pendejo de mierda. -¿Qué hacés?- Furioso le dijiste a la pobre criatura. -Voy a Nueva York- Fue lo que yo nunca tendría que haberte contado. pablo.
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nydia