EL DESTELLO
Publicado en Apr 06, 2010
Tarde para cambiarlo, lejos para volver, decisiones equivocadas, tiempos en desacuerdo, rostros desconcertados, quizás la razón era demasiada terca para comprender semejante delirio emocional, un boomerang de emociones recorría todo su ser, toda su esencia. ¿Era posible tal confusión?, pensamientos entrelazados vagaban en todo su potencial dentro de su mente, quizás se lo merecía, quizás era el destino que jugaba a las escondidas en su camino, las armas de la curiosidad son débiles ante semejante misterio, ante la impotencia de abrir esa puerta que con tanto dolor un día cerro, la suerte jugaba para el partido opositor, solo quedaban malos recuerdos, malos presentimientos, el pasado era lejano, el presente era distante, una mala praxis podría convertir al futuro en un campo minado, una decisión marcaría el cambio, el final del comienzo se convertiría en el principio del fin. Y allí estaba en una tarde aturdida y fría, cansancio de viajar una y otra vez por la misma ruta, la revolución generalizada entre la razón y el alma viajaban al momento equivocado, y como todas las historias, o por lo menos las que le pertenecían, rodaban turbias hacia un final incierto, renovado. Quizás algo más largo que la vida era la espera, en donde la objetividad estaba fuera de lugar. Las tormentas ya no eran tan tenebrosas y un obstáculo en el camino era solo una tormenta mas. El tiempo corría, las horas, minutos, segundos; las calles de la inseguridad quedaron vacías y todo la población se concentro en la fascinación, su espiral giraba hacia lo desconocido, las caras de la moneda eran distintas en su superficie, pero quizás casi idénticas en su profundidad, y aunque el cuarto estaba lleno de gente notando la belleza en la diferencia de ambas, su soledad reinaba en esa gran habitación, la tarde ya no era tan fría, el sol se escondía, sin embargo se percibe un calido escalofrío, se le eriza la piel ante tal admiración hacia aquello que nadie podía percibir allí, en una centésima de segundo un deja vu se percibe admirando la grandeza de sus cualidades. Mientras el agua comienza a calmarse lentamente, sintió una gran paz, un gran resplandor inundo su alma, quizás allí estaba la respuesta que tanto había estado buscando, flotando a su lado, en el lugar en donde menos se había imaginado, nunca lo había visto de esa manera ni hasta ése momento, un síndrome de complicar las situaciones aparecía cada vez que debía resolver dicha fracción, sensaciones demasiado efímeras deambulaban aquellas calles nunca recorridas, había resuelto la encrucijada en el instante en que descubrió que aquello que se le presentaba, aquello que hubiera jurado que era de una forma, traicionaba sus sentidos impidiéndole ver que la respuesta estaba en su interior, solo en su interior ...
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