Lo vio decirle adiós al cruzar la puerta de aquel aeropuerto, su sonrisa amplia no era más que una máscara que ocultaba sus dudas, su angustia, sus miedos...
Bajo la mirada para ocultar sus incontenibles lagrimas, lo sintió en su alma, esa voz que le decía...
Por qué no se lo dijiste?,
Porque lo dejaste creer que solo fue el verano?
Porque le mentiste?
Pasaron los días y las comunicaciones comenzaron a escasear, las palabras de amor parecían ser prisioneras de un ser que no deseaba mostrar debilidad.
Cada vez más distante, cada vez mas ausente, y ella simplemente pensó que era lo mejor para ambos...
Lleno sus días de múltiples ocupaciones, evitaba los ratos de ocio para no pensar en el, nunca volvió a pasar por los lugares donde juntos compartieron sonrisas, besos y promesas...
Su resistencia al dolor cada vez era menor, ya casi no dormía, poco comía, parecía estar consumiéndose en una hoguera lenta que nada ni nadie lograba apagar
Pero el amor es una fiera indomable que sabe presionar, que sabe rasgar, que sabe como atacar...
Aquella mañana cuando parecía morir de tristeza tomo la decisión, lo buscaría, ir tras el...
Esta vez no se guardaría nada, se lo confesaría todo y el por fin sabría que no fue solo el verano... que lo amaba, que sentía morir sin él, que estaba dispuesta a cambiar su vida, y que lo seguiría al fin del mundo de ser necesario.
Después de muchas horas de viaje y varios cambios de avión, finalmente llego, una dirección postal como única referencia para lograr encontrarlo
Esa noche tampoco pudo dormir, la emoción de saber que ahora estaba muy cerca, no le permitió ni por un instante cerrar los ojos, que vieron a través de la ventana de aquel hermoso hotel el amanecer.
Era temprano cuando abordo el taxi que la llevaría a su encuentro, sin mucha dificultad hallo la dirección, era una casa campestre a las afueras de la ciudad... la observo desde el taxi por algunos minutos antes de decidirse a tocar el timbre...
•-      Buenos días, es esta la residencia de Miguel Guzmán?
•-      Si, quien lo busca?
•-      Dígale que es Sahara, Sahara  Román
•-      Es usted amiga del joven?
•-      Si, si lo soy
•-      Señorita entonces debe usted saber que el joven está hospitalizado... no sabía usted nada?
•-      No, no lo sabía, yo vivo en Costa Rica y acabo de llegar a este país
La anciana mujer que le atendía, le dijo que la esperara y la hizo pasar a un hermoso vestíbulo, luego de algunos minutos traía en sus manos unos sobres atados con una pequeña cinta verde.
•-      Es usted Sahara la de las cartas?
•-      Sí, soy yo
•-      Entonces estas son para usted, esta es la dirección del hospital donde se encuentra, dese prisa el realmente la necesita.
Tomo las cartas y se dirigió de prisa al taxi que aun la esperaba, le entrego el pequeño trozo de papel con la dirección y le pido que la llevara allí lo más pronto posible.
Mientras se dirigían al lugar empezó a leer las cartas que la mujer le entrego
Sarita amor mío:

No ha pasado en día en que no piense en ti, en tus ojos que me atraían como imanes, en tus manos tan suaves, en tu cuerpo de diosa que atrapo mi corazón.
Nunca sabrás mi Sarita cuanto te amo, este es un sacrificio muy grande, pero será lo mejor para ti.
Mereces alguien que tenga el tiempo para hacerte feliz, la energía para vivir a tu lado, y la fuerza para mantener la chimenea encendida en las noches de invierno.
Y yo mi amada ya no tengo tiempo...

No lograba entender, pero su corazón sabia que esto no era bueno...
Luego de un largo recorrido en el que tuvo tiempo de mirar varias cartas, llego al hospital.
Al entrar se dirigió a la recepción a preguntar por él, la enfermera le pidió que por favor la esperara unos segundos, la enfermera aparece en compañía de una mujer joven y muy hermosa.
•-      Debes ser Sahara, verdad?
•-      Sí, soy yo
•-      Yo soy Margarita, la esposa de Miguel
•-      Yo no sabía que él era casado, discúlpeme, creo que fue un error venir aquí.
•-      No, no te vayas, no fue un error, creo que él estaba esperándote, fuiste su único y verdadero amor, sus últimas palabras fueron para repetir tu nombre.
Sahara se sentía aturdida, inmensamente confundida y avergonzada, pero aun no llegaba lo peor...
Luego de sentarse por algunos minutos y escuchar a la amable joven, se les volvió a acercar nuevamente la enfermera.
•-      Señora Viviana, se encuentran listas? El doctor las espera.
•-      Por favor, regálanos unos minutos, aun no lo sabe
Al retirarse la enfermera Sahara estaba aun mas confundida, no lograba comprender nada.
•-      Por favor dime que sucede?
•-      Sahara, Miguel era cero positivo, así que debes someterte a una prueba, yo ya me la hice hace algunas semanas y salió positivo.