Puedo desaparecer de tu noche, pero siempre estaré en tu aire.
Puedo romper tus cadenas, pero eso no te devolverá tu libertad.
El dolor penetra en mis huesos.
Ya no soporto esta soledad.
De a poco muero y nadie lo sabe.
Lamentablemente es mi condena.
Nadie puede verme.
Nadie me limita.
Nadie entiende mi existencia.
Nadie sabe a donde voy.
Y eso no me importa.
El tiempo se detiene y estalla algo en mi interior.
No es comprensible.
Una rara sintonía me invade.
Actúas en un escenario corrompido?
Contamina tu aire con fragancias que no soportas?
Cenizas inundan mi lecho recordándome que nada ah sido fácil.
Gritándome también que nada es imposible.
Mezcla de angustia y fortaleza.
Quemados por un fuego arrasador.
Sujeta a sensaciones del momento.
Aquí estoy, puedo oler tu sufrimiento.
Ya no logro abstenerme, supura mi herida.
Grito despacio, sin temor a lo que vendrá.
A veces siento que eh de perderlo todo, por un instante de lucidez.
Me amarga pensar en una alteración de mi existencia.
Perdón, no puedo detenerme esta vez.
Miles de látigos se deslizan por mi piel como gotas.
Mis labios sangran, por no cumplir su único cometido.
Las manos tiemblan por la emoción violenta.
Mi cuerpo olvida que debe seguir viviendo.
Y así acaba todo.
En soledad, cautivada por mi locura.
Buscando que alguien lo haya visto, lista para morir sin culpa...