El Relojero de Manila (Diario)
Publicado en Apr 17, 2010
Mi amigo el Relojero de Manila no es filipino. Tiene ya la larga distancia existencial de los 95 años de edad (que acaba de cumplir hoy mismo) y es un alicantino (nacido en Elche) que desde hace muchos años está afincado en Murcia tras haber vivido en el Madrid de los años 30 del pasado siglo XX. Se llama José Gomariz y tiene tantas historias en su todavía lúcida mente que viene a ser como un libro abierto de la vida. Cuenta y narra sucesos acontecidos durante los años de la República (también de la Monarquía de Alfonso XIII) y sobre todo de las trágicas escenas de una Guerra Civil que dejó marcada toda su juventud. Es el Relojero de Manila (poseía una relojería en ese barrio de Alcantarilla) mucho más que un abismo vital. Es José el Relojero toda una experiencia de acontecimientos que alarga en su memoria mientras mi otro amigo Víctor (que sólo tiene 20 años de edad)y yo escuchamos con atención lo que él interpreta como un análisis secuencial de la historia humana.
¿Es la vida una mala novela como dijo el escritor Marías?. Escuchando a José Gomariz es mucho más que eso. La vida, traspasada por el matiz de un hombre que vivió en las sendas de entre la muerte viene a ser algo así como una novela de incertidumbres que atrapa al lector-escuchador porque está escrita con los verdaderos sentires de lo que para muchos es trascendental. Así que no. Que Marías puede ser un excelente escritor pero no posee la verdad absoluta cuando determina que la vida es una estupidez. Hay algo mucho más que simple estupidez en la existencia de hombres y mujeres que toman el sol en la cercana Plaza de las Palomas mientras Víctor (mi amigo de sólo 20 años de edad) y yo nos paramos a meditar sobre las ideas del Relojero de Manila. Señor Marías usted puede ser todo lo famoso que quiera, le habrán dado todos los Premios que quiera, le habrán nominado todas las veces que quiera y será académico de la lengua (y lengua tiene un montón para decir sandeces)... pero para saber de la vida prefiero una y mil veces escuchar y hablar con el anciano Relojero de Manila y el muy joven Víctor. Porque la vida... señor Marías... es todo lo que cada uno quiera que sea menos una estupidez como usted estúpidamente dice (y perdón por el epíteto pero a veces se lo merece).
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