Prometeo
Publicado en Apr 19, 2010
Sumido en los trasiegos de un ego irrenunciable
No habitado por nada ajeno a sus enjundias, Discuto con mis huesos sobre el valor del aire Y escupo un conjugado de sangre por sus grutas. Escucho los latidos de un corazón amable - apócrifo doctor ... pero perito en dudas- Y saco todo en claro sobre lo inevitable Y llego a conclusiones que arañan a la angustia. Con la muerte disputo mis asuntos vitales Ungido por amor anárquico a la turba, Y desprecio a los cerdos que derraman la sangre De algunos hombres buenos que aúllan a la luna. Me divierte pensar que cuando acabe el baile Y el compás de las horas se detenga en mi grupa, Habré dado que hablar. Y las autoridades Temerán que los niños imiten mi conducta.
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