Captulo I
Publicado en May 26, 2009
Año 5 e la era crepuscular. Dia 3 del mes 15
Esa noche la luna menguaba entre la espesura de los sarcuengos. El aire olia a ullupias. El joven Actén, Birten el sordo, Marcun el hijo de Guander y yo recorriamos sigilosos el bosque a la caza de una sarquema huidiza que habíamos divisado hacía más de dos horas. Nos acompañaba el fiel Ocpti, un gupti ya viejo, color canela, cuyo olfato era tan fino que podía seguir la huella de una presa a kilómetros de distancia. Casi no hablábamos, la jornada había sido larga y la tensión era suprema. A la mañana del día siguiente tendría lugar la gran ceremonia en honor a Dacten rogando por una buena cosecha y la ofrenda de una sarquema garantizaría un buen año para nuestro pueblo. De pronto nuestra presa pasa frente a nosotros como una flecha. Ágiles como ecames le echamos encima las cuerdas. La sarquema lucha por liberarse pero mis compañeros son hábiles con el lazo. La jornada ha concluido. No obstante, el viejo Ocpti no está tranquilo y sale disparado en dirección del río. Yo voy en su búsqueda mientras mis compañeros emprenden el camino a la aldea. Conozco el bosque como la palma de mi mano y podré regresar antes de que los ecames nos devoren a mi o a mi gupti. Camino entre los sarcuengos teniendo cuidado de no pisar ninguna arangueya. Esos reptiles podrian acabar con un pachué de una sola dentellada. Una vez encontre a un ejemplar casi desfigurado, con la piel hecha jirones, básicamente muerto a mordiscos mientras un grupo de arangueyas se repartían lo que quedaba del estómago del paché. Me sobresalta la voz del gupti que me llama. Lo encuentro con las patas apoyadas en un sarcuengo de ramas bajas, bufando. La noche está demasiado oscura para distinguir si se trata de un corgú o de algun otro animal trepador. Los corgú suelen ser graciosos y ligeros. Se deslizan entre los árboles como sotenidos por el viento, emitiendo chillidos y jugando entre ellos; es muy raro encontrar a uno lejos de su manada. En un momento los bufidos cesan y el gupti cae al piso sin sentido. Me agacho rápidamente buscando alguna herida en el cuerpo de Ocpti cuando siento que el aire comienza a pesarme en la garganta y se expande lentamente presionando mi rostro desde adentro. Siento un dolor agudo en la base de la nuca. En fracciones de segundo la noche se ha vuelto negra y callan todos los sonidos.
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Frank Ernesto Pupo Glez
saludos
frank