Discurre el tiempo en su inexorable avance. Tránsito desde un ayer dibujado en el recuerdo, el fugaz instante del presente floreciendo hacia un futuro imaginado, soñado, adivinado y deseado que suele llenar nuestros sentimientos de decepcionadas expectativas incumplidas.Cuando el pasado duele, sedamos las heridas, que como indelebles huellas tiznan nuestras almas. Los lacerantes recuerdos los envolvemos en suaves y sedosos revestimientos acolchados de ternura para hacerlos más llevaderos, menos mordaces, tal vez más humanos.Pero el presente es irreal, inexistente, siempre debatiéndose entre lo que fue y lo que será. Hace un instante fui. Dentro de un instante seré. ¿Y ahora que soy?Ahora soy un fragmento de irrefrenable fugacidad que se precipita hacia un inevitable devenir que me aguarda en la próxima esquina para depararme una sorpresa insospechada, que pronto se convertirá en imagen que engrosará mis recuerdos atiborrados de narcosis.