Te fuiste un día de invierno, día triste, frío y gris.
Borramos nuestro pasado, al  presente lo  perdí.
Al futuro, lo vi incierto. Me resigné a no vivir.
Con el corazón sangrando, a nuestra casa volví.
Ya no era más, nuestra casa, lo tenía que asumir,
Sólo muros de silencio, de una tristeza sinfín
de amarguras y de agobios.
Me dije- Debo salir de esta cruel desesperanza
que siempre me lleva a ti.
Y porqué si ya te fuiste. Yo misma te vi partir.
 Ni diste vuelta la cara para no verme sufrir.
 
Con perfumadas esencias, me di un baño de inmersión
Frote mi piel con aceites, busqué  el vestido mejor,
El que estrené en mi cumpleaños, de terciopelo marrón.
La fina cadena de oro, la pulsera con reloj.
Y el cabello suelto y liso, como siempre te gustó.
Puse la música lenta, que solíamos escuchar
abrazados en silencio,  intentando capturar,
la magia de aquel instante en un vano perdurar.
El llanto, la música, el baño, me hicieron adormecer
En mi sueño, apareciste. No te quise retener.
Ordené que te marcharas, no me pude contener.
El dolor que había vivido, repetido, no iba a ser.