Mutacin
Publicado en May 27, 2009
Había sido una noche de descanso trunco, los desvelos le habían ganado la pulseada al sueño. Cuando el alba amenazaba con devolverme al mundo real, creo que por propia voluntad, me dispuse a dormir. Más no lo conseguí; sólo un mundo lindero al sueño, con fantasías de todo tipo. Así y todo, hubo una sola que pude recordar como que la había vivido; o quizás fuera así, la habría vivido. Sentía que giraba sobre mí mismo envolviéndome en las cobijas de un verde esmeralda, regalo de mi primer aniversario de graduación; los giros se volvían cada vez más veloces, había entrado en un feroz torbellino al cual no podía resistirme. Después de un rato de loca velocidad, de a poco comencé a caer en la inercia de la desaceleración hasta que, de pronto, fui todo inmovilidad. Había concluido ese viaje centrífugo que me desesperaba, para pasar a un mutismo absoluto de mi cuerpo. Levemente sentí que me movía hacia arriba y hacia abajo, con movimientos ondulantes. Frente a mí había una pequeña grieta, en una inmensa pared que mis ojos no podían abarcar por completo. En uno de esos insensatos movimientos, penetré por la misma y encontré un mundo nuevo. Un bosque multicolor enfrentaba mis ojos; colores brillantes e irreales se desplegaban frente a mí. Una serie de coníferas aliladas danzaban sin brusquedad al compás de un vals. Temí por un momento caer nuevamente en ese torbellino ya pasado, pero no, solo fue una sensación. Como la que tuve momentos después, similar a la de un soldado que quiere trepar las murallas de una ciudad sitiada. Mil piedras de distintos tamaños caían sobre mí. No me lastimaban pero sí me sentía molesto. Cuando me repuse del estupor que esto me causaba, tropecé con dos hombrecitos que parecían hablar entre sí con sonidos monocordes, y me miraban de forma no muy amistosa. Hasta que, de pronto, no sé precisar de donde surgió pero uno de ellos blandió un machete. Machete de una sola pieza, cuya hoja acerada brillaba intermitentemente con los reflejos que el pobrísimo sol de la mañana filtraba hasta allí. Sin saber qué hacer e inmensamente temeroso, tal vez instintivamente, intenté volver hacia atrás; poder salir nuevamente por esa grieta sería mi salvación. Mientras huía, escuchaba a mis espaldas los mismos sonidos monocordes. Algo así, que luego pude descifrar, como gu-sa-no. En mi apuro traté de no prestar atención a ese dolor lacerante que quemaba la parte inferior de mi cuerpo. En el preciso instante en que pude salir por donde había entrado, escuché un grito desgarrador que provenía de mi garganta. Abrí mis ojos, busqué mis piernas que ya no estaban y mis cobijas, verde esmeralda, cambiaron su tono por un oloroso y sufrido tinte escarlata.
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txus fernando
julieta fernandez
el mundo de los sueños es un lugar tan incierto, no? debo decirte que le sacaste buen provecho!
MAVAL
o ensueños, de esa manera evidenciamos aquel mundo que pocos realmente ven
pues la mayoria esta envuelto en lo que sus ojos engañosos captan de lo visible
y poco o nada comprenden del verdadero pulsar del universo...
aunque el comprender un sueño es casi tan dificil com mirarse la espalda
bien merece la pena hacer el ejercicio...
saludos:Maval