Los Calderones de Espaa.
Publicado en May 12, 2010
Alfredo Calderón.- (Madrid, 1850-Valencia, 1907): Escritor español. Dirigió el periódico republicano "Justicia", portavoz de las ideas de Salmerón. Una selección de sus artículos -de escrito político, social y cultural- figuran en los volúmenes "Nonadas" (1896), "De mis campañas" (1899), "Palabras" (1905) y "A punta de pluma" (1920). En colaboración con Giner de los Ríos publicó algunas obras sobre temas de derecho y psicología.
Rodrigo Calderón, Conde de la Oliva de Plasencia, Marqués de Siete Iglesias (ejecutado en la Plaza Mayor de Madrid el 21 de octubre de 1621) valido español, nació en Amberes. Su padre, Francisco Calderón, miembro de una familia ennoblecida por Carlos I de España, fue un capitán de la armada que más tarde se convirtió en "Comendador mayor" de Aragón, presumiblemente con la ayuda de su hijo. En 1598 se encuentra al servicio del Duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas siendo su secretario. La llegada de Felipe III al trono español ese mismo año, hizo que el Duque de Lerma, quien tuvo gran influencia sobre el rey, fuese nombrado grande de España. Calderón, que era un hombre activo, ambicioso y sin escrúpulos, se convirtió en el hombre de confianza del Duque de Lerma. Fue nombrado Conde de Oliva, "comendador" de Ocaña y secretario de la cámara, o lo que es lo mismo, secretario del rey. Además contrajo un ventajoso matrimonio con Inés de Vargas. Por su personalidad insolente, fue especialmente odiado por los enemigos del Duque de Lerma. Dos religiosos, Juan de Santa María, fraile franciscano, y Mariana de San José, priora de La Encarnación, trabajaron con la reina Margarita, bajo cuya influencia, Calderón fue relegado de su puesto de secretario en 1612. Sin embargo, conservó el favor del Duque de Lerma, un hombre indolente para quien el trabajo de Calderón era indispensable. Cuando la reina Margarita murió durante un parto en octubre de 1611, Calderón fue acusado de haber utilizado brujería contra ella. En 1612 fue enviado a una misión especial en Flandes, y a su regreso se le nombró "Marqués de las Siete Iglesias" en el año 1614. Más tarde se supo que ordenó el asesinato de Francisco de Juaras. Cuando el Duque de Lerma fue conducido hasta la corte en 1618 por las acusaciones de su propio hijo, el Duque de Uceda, y del confesor del rey, el dominico Aliaga, Calderón fue utilizado como chivo expiatorio para calmar las voces del pueblo. Fue arrestado y el día 7 de enero de 1621 fue salvajemente torturado para conseguir que confesase los cargos que contra él pesaban de asesinato y brujería. Confesó el asesinato de Juaras, pero rechazó firmemente el resto de cargos que le acusaban de asesinato y brujería. Fernando Calderón Collantes.- (* Reinosa, 21 de febrero de 1811 - † Madrid, 9 de enero de 1890). Abogado y político español, fue ministro de Gracia y Justicia durante el reinado de Isabel II, cartera que volvería a ocupar junto con la de ministro de Estado durante el reinado de Alfonso XII. Tras estudiar Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela inicia su carrera judicial ejerciendo como Juez de Primera Instancia en Ribadeo y Vigo pasando después a las Audicencias de Valladolid, Barcelona y Madrid hasta que en 1856 ingresó en el Tribunal Supremo, institución que llegaría a presidir entre 1857 y 1860. Su carrera política se inicia en 1840 cuando resulta elegido diputado en el Congreso por la circunscripción de Lugo adonde retornaría, tras no obtener escaño en los dos siguientes procesos electorales, en 1843, ya como representante de La Coruña repitiendo el escaño hasta hasta las elecciones de 1851. En los comicios de 1853 y 1854 no logra obtener acta de diputado, no regresando al Congreso hasta 1857 y, tras repetir acta en 1858, desaparece de la Cámara Baja al ser nombrado senador vitalicio en 1862. Tras la Revolución de 1868 retorna al Congreso al obtener, nuevamente por La Coruña, un escaño en las elecciones de 1869 y tras repetir en los comicios de 1872 retornará al Senado en 1872 donde en 1877 será designado nuevamente senador vitalicio. Fue ministro de Gracia y Justicia en tres ocasiones: Entre el 21 de junio de 1865 y el 10 de julio de 1866 en un gabinete presidido por O' Donnell; entre el 12 de septiembre y el 2 de diciembre de 1875 en un gobierno Cánovas, y entre el 14 de enero de 1877 y el 6 de enero de 1879 en los gobiernos que presidieron Joaquín Jovellar Soler y nuevamente Cánovas. También desempeñó la cartera de ministro de Fomento entre el 2 de diciembre de 1875 y el 14 de enero de 1877 nuevamente con Cánovas como jefe de gobierno. El 7 de junio de 1878 se le concedió el título de Marqués de Reinosa como premio a los servicios prestados a la Corona y en 1884 se le distinguió con la orden del Toisón de Oro. Se retiró de la política en 1885 al morir Alfonso XII. Saturnino Calderón Collantes.- Nació en Reinosa en 1799. Hijo de Manuel Santiago Calderón Fontecha, senador y auditor de guerra de la Capitanía de La Coruña a la muerte de Fernando VII. Como su hermano Fernando, tendrá una destacada carrera política de ideas liberales defendidas a ultranza y como este terminaría militando en las líneas de la Unión Liberal. partido creado por Leopoldo O'Donell y formado por disidentes progresistas y moderados. Parlamentario liberal en 1820, la reacción absolutista de 1823 le alejó de la política activa, en la que reapareció tras la muerte de Fernando VII. Miembro del Partido Liberal, fue Diputado por Orense, Senador, en 1838 será Ministro de la Gobernación durante la regencia de María Cristina y del general Espartero, en 1849 será Ministro de Fomento en el gabinete de Narvaez y en 1858 Ministro de Estado con O'Donell. Las desavenencias suscitadas como consecuencia de su defensa de la conducta del General Prim en la expedición a México, le hicieron dimitir en 1863. Se trasladó a Francia, donde murió. Como Ministro de la Gobernación del Reino para la Península e Islas Adyacentes firmó el Tratado Comercial entre Marruecos y España de 1861. Saturnino Calderon Collantes recibió numerosos reconocimientos; Gran Cruz de las Reales Ordenes de Carlos III y de Isabel la Católica, Gran Cordon de la Imperial de la Legion de honor de Francia y de la de Leopoldo de Bélgica, Gran Cruz de la Pontificia de Pio IX, de la de Luis de Hesse Darmstadt, de la de Danebrog de Dinamarca, de la de la Estrella Polar de Suecia, de la de San Genaro de las Dos Sicilias, de la de la oncepcion de Villaviciosa de Portugal y de la de los Guelfos de Hanover, etc. Pedro Calderón de la Barca.- Nació en Madrid, el 17 de enero de 1600. Su padre, Diego Calderón, era secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda y se casó con Ana María de Henao, de una noble familia alemana. Pedro fue el tercero de los cinco hijos que el matrimonio alcanzó a tener y era, pues, de origen montañés e hidalgo (Viveda, Cantabria). Empezó a ir al colegio en 1605 en Valladolid, porque allí estaba la Corte, pero como destacó en los estudios, el padre, de carácter autoritario, decidió destinarlo a ocupar una capellanía que estaba reservada por la abuela a alguien de la familia que fuese sacerdote. Con ese propósito pasó al Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid en 1608, situado donde ahora se encuentra el Instituto San Isidro, y allí permaneció hasta 1613 estudiando gramática, latín, griego, y teología. Cuando llevaba dos años estudiando en Madrid, falleció su madre, en 1610, y su padre casó en segundas nupcias; este hecho le unió especialmente a sus hermanos José y Diego frente a su padre. Continuó en la universidad de Alcalá, donde estudió lógica y retórica, y en 1615, al fallecer su padre, pasó a la de Salamanca, donde se graduó de bachiller en derecho canónico y civil, sin llegar a ordenarse como hubiera sido deseo del padre. En 1621 participó en el certamen poético habido con motivo de la beatificación de San Isidro y posteriormente en el de su canonización, en 1622, y ganó un premio tercero. Decidió abandonar los estudios religiosos por la carrera militar y llevó una vida algo revuelta de pendencias y juego; también tuvo problemas en el ámbito familiar, pues el testamento paterno obligaba al dramaturgo y a sus hermanos a pleitear con su madrastra y a vender el cargo de su padre para pagar gastos. Acaso por esto tuvo que entrar al servicio del duque de Frías, con el que viajó por Flandes y el norte de Italia entre 1623 y 1625. Es posible que las difíciles relaciones con su padre influyeran en su teatro, donde es frecuente encontrar conflictos edípicos entre padres e hijos. El caso es que entre 1623 y 1625 participó en varias campañas bélicas, según su biógrafo Juan de Vera Tassis; anduvo enredado en un homicidio y en 1625 marchó como soldado al servicio del Condestable de Castilla. Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder, fue estrenada en Madrid con motivo de la visita de Carlos, príncipe de Gales, en 1623. Desde 1625, proveyó a la Corte de un extenso repertorio dramático pero, en 1629, el irrumpir con sus hermanos en sagrado persiguiendo a un actor, más concretamente en el Convento de las Trinitarias de Madrid, donde se encontraba la hija de Lope, le causó la enemistad de Lope de Vega y del famoso orador sacrado gongorino fray Hortensio Félix Paravicino. Calderón correspondió a los ataques de este último burlándose en un pasaje de su comedia El príncipe constante, escrita en ese año, al igual que La dama duende, su primer gran éxito. Con estas y otras comedias fue ganándose el aprecio del rey Felipe IV, que empezó a hacerle encargos para los teatros de la Corte, ya fuera el salón dorado del desaparecido Alcázar o el recién inaugurado Coliseo del Palacio del Buen Retiro, para cuya primera función escribió en 1634 El nuevo Palacio del Retiro. Asimismo, eclipsada ya la estrella de Lope en los teatros, se ganó el aprecio del público en general en la década de los treinta con sus piezas para los corrales de comedias madrileños de la Cruz y del Príncipe. En 1635 se le nombró director del Coliseo del Buen Retiro y escribió El mayor encanto, el amor, entre otros muchos y muy refinados espectáculos dramáticos, para los cuales contó con la colaboración de hábiles escenógrafos italianos como Cosme Lotti o Baccio del Bianco y expertos músicos para las primeras zarzuelas que se escribieron, como Juan Hidalgo. En 1636 el Rey le nombra caballero de la Orden de Santiago y su amigo y discípulo Vera Tassis publica la Primera parte de sus comedias; al año siguiente la segunda, hasta las nueve que llegó a imprimir, si bien se conservan tres más impresas por otros editores menos cuidadosos; en 1677 aparecerá, además, la primera parte de sus autos sacramentales. Se distinguió como soldado al servicio del Duque del Infantado durante el sitio de Fuenterrabía (1638), y en la guerra de secesión de Cataluña (1640). De su vocación militar guardó siempre buen recuerdo, como plasmó en unos famosos versos: Este ejército que ves / vago al yelo y al calor, / la república mejor / y más política es / del mundo, en que nadie espere / que ser preferido pueda / por la nobleza que hereda, / sino por la que él adquiere; / porque aquí a la sangre excede / el lugar que uno se hace / y sin mirar cómo nace / se mira cómo procede. / Aquí la necesidad / no es infamia; y si es honrado, / pobre y desnudo un soldado / tiene mejor cualidad / que el más galán y lucido; / porque aquí a lo que sospecho / no adorna el vestido el pecho, / que el pecho adorna al vestido. / Y así, de modestia llenos, / a los más viejos verás / tratando de ser lo más / y de aparentar lo menos. / Aquí la más principal / hazaña es obedecer, / y el modo cómo ha de ser / es ni pedir ni rehusar. / Aquí, en fin, la cortesía, / el buen trato, la verdad, / la firmeza, la lealtad, / el honor, la bizarría, / el crédito, la opinión, / la constancia, la paciencia, / la humildad y la obediencia, / fama, honor y vida son / caudal de pobres soldados; / que en buena o mala fortuna / la milicia no es más que una / religión de hombres honrados (P. Calderón, Comedia famosa. Para vencer a amor, querer vencerle, Valencia, 1689, pero escrita en 1650). Por entonces se amplía el Palacio del Retiro y se construye un gran estanque de agua en cuya isla central estrenará en 1640 Certamen de amor y celos. Pero, herido durante el sitio de Lérida, obtuvo la licencia absoluta en 1642 y una pensión vitalicia. Estrena sus obras más ambiciosas, las que requieren música (zarzuelas) y más escenografía. Calderón es por entonces un discreto pero activo cortesano y llega a convertirse en un personaje respetado e influyente, modelo para una generación entera de nuevos dramaturgos e incluso para talentos tan grandes como los de Agustín Moreto y Francisco Rojas Zorrilla, sus más importantes discípulos. A mediados de los cuarenta, decretados sucesivos cierres de los corrales de comedias a causa de los fallecimientos de la reina Isabel de Borbón (entre 1644 y 1645) y el príncipe Baltasar Carlos (entre 1646 y 1649), así como por las presiones de los religiosos moralistas contrarios al teatro, acaeció un largo lapso de cinco años sin teatro desde 1644, y muertos sus hermanos José (1645) y Diego (1647), el dramaturgo se sumió en una cierta crisis, que coincide con la de España entre la caída del Conde-Duque de Olivares (1643) y la firma en 1648 de la Paz de Westfalia. Es más, hacia 1646 nace su hijo natural, Pedro José, y Calderón ha de replantearse su vida. Sale de esta crisis interior y exterior al reabrirse los teatros en 1649 y al convertirse durante unos años en secretario del Duque de Alba; además, ingresa en los terciarios (Tercera orden de San Francisco) en 1650 y se ordena sacerdote en 1651. Poco después (1653), obtuvo la capellanía que su padre tanto ansiaba para la familia, la de los Reyes Nuevos de Toledo, y, aunque siguió escribiendo comedias y entremeses, desde entonces dio prioridad a la composición de autos sacramentales, género teatral que perfeccionó y llevó a su plenitud, pues se avenía muy bien con su talento natural amante de las complejidades teológicas. Sigue componiendo espectáculos para los reyes en el Palacio del Buen Retiro y para la fiesta teológica del Corpus, pero se decanta por los temas mitológicos, huyendo así su fantasía de una realidad tan áspera como la que demuestra la firma de la Paz de los Pirineos en 1659. Entonces ya era el dramaturgo más celebrado de la corte y todavía en 1663 el rey siguió distinguiéndole al designarle como su capellán de honor, hecho que le obligó a trasladar definitivamente su residencia a Madrid; la muerte del monarca en 1665 marcó un cierto declive en el ritmo de su producción dramática; se le nombra sin embargo capellán mayor de Carlos II en 1666. Fue alguna vez importunado por los moralistas que veían con malos ojos los espectáculos teatrales y especialmente errado que lo hiciera un sacerdote como él. A ellos les contestó altivamente de esta manera: O esto es bueno o es malo; si es bueno, no se me obste; y si es malo, no se me mande. Al final de su vida sufrió algunas estrecheces económicas, pero con motivo del Carnaval de 1680 compondrá su última comedia, Hado y divisa de Leónido y Marfisa; falleció el 25 de mayo de 1681, dejando a medio terminar los autos sacramentales encargados para ese año; su entierro fue austero y poco ostentoso, como deseaba en su testamento: "Descubierto, por si mereciese satisfacer en parte las públicas vanidades de mi mal gastada vida". Así dejaba huérfanos los teatros quien fue considerado uno de los mejores escritores dramáticos de su época. Obra: Autógrafo de El mágico prodigioso, 1637.La obra teatral de Calderón de la Barca significa la culminación barroca del modelo teatral creado a finales del siglo XVI y comienzos del XVII por Lope de Vega. Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción dramática consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores, como el poema Psale et sile (canta y calla) y piezas más ocasionales. Aunque es menos fecundo que su modelo, el genial Lope de Vega, resulta técnicamente mejor que aquel en el teatro y de hecho lleva a su perfección la fórmula dramática lopesca reduciendo el número de escenas de esta y depurándola de elementos líricos y poco funcionales, convirtiéndola en un pleno espectáculo barroco al que agrega además una especial sensibilidad para la escenografía y la música, elementos que para Lope de Vega tenían una menor importancia. Utiliza frecuentemente piezas anteriores que refunde eliminando escenas inútiles; disminuye el número de personajes y reduce la riqueza polimétrica del teatro lopesco. Igualmente, sistematiza la exuberancia creativa de su modelo y construye la obra en torno a un protagonista exclusivo. En cierto modo, purga el teatro de Lope de sus elementos más líricos y busca siempre los más teatrales. Ángel Valbuena Briones ha señalado que en su estilo cabe distinguir dos registros: En un primer grupo de obras Calderón reordena, condensa y reelabora lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica, estilizando su realismo costumbrista y volviéndolo más cortesano. En ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, todos los cuales tienen en común los tres temas del teatro barroco español: el amor, la religión y el honor. En el cultivo de este último tema destaca Calderón en obras como El alcalde de Zalamea, en que se enfrentan el honor individual (o lo que es lo mismo, la dignidad humana, no costumbre social o externa) de un labrador rico, Pedro Crespo, cuya hija ha sido violada por un aristócrata capitán de los tercios del famoso general don Lope de Figueroa, con el honor corporativo o esprit de corps de este último. En este drama, una de las obras maestras de Calderón luce la verdad humana de los caracteres y la sabiduría y experiencia del héroe, Pedro Crespo, que aconseja así a su hijo Juan antes de que marche a la milicia con unos versos justamente célebres: Por la gracia de Dios, Juan, / eres de linaje limpio, / más que el sol, pero villano. / Lo uno y otro te digo; / aquello, porque no humilles / tanto tu orgullo y tu brío, / que dejes, desconfïado, / de aspirar con cuerdo arbitrio / a ser más; lo otro, porque / no vengas desvanecido / a ser menos. Igualmente / usa de entrambos designios / con humildad; porque, siendo / humilde, con recto juicio / acordarás lo mejor / y como tal, en olvido / pondrás cosas, que suceden / al revés en los altivos. / ¡Cuántos, teniendo en el mundo / algún defecto consigo, / le han borrado por humildes; / y cuántos, que no han tenido / defecto, se le han hallado, / por estar ellos mal vistos! / Sé cortés sobre manera; / sé liberal y esparcido, / que el sombrero y el dinero / son los que hacen los amigos; / y no vale tanto el oro / que el sol engendra en el indio / suelo, y que conduce el mar, / como ser uno bienquisto. / No hables mal de las mujeres; / la más humilde, te digo, / que es digna de estimación; / porque al fin de ellas nacimos. / No riñas por cualquier cosa; / que cuando en los pueblos miro / muchos, que a reñir se enseñan, / mil veces entre mí digo: / "Aquesta escuela no es / la que ha de ser". Pues colijo / que no ha de enseñarse a un hombre / con destreza, gala y brío / a reñir, sino a por qué / ha de reñir; que yo afirmo / que, si hubiera un maestro solo / que enseñara prevenido, / no el cómo, el por qué se riña, / todos le dieran sus hijos. En otras ocasiones aborda las pasiones amorosas que ciegan el alma, en especial los celos patológicos que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra, entre otro dramas. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Escribe entonces fundamentalmente dramas filosóficos o teológicos, autos sacramentales y comedias mitológicas o palatinas. El alcalde de Zalamea. Detalle del monumento a Calderón de Madrid (J. Figueras, 1878).Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El príncipe constante, El mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje más conocido es el desgarrado Segismundo de Polonia de La vida es sueño, considerada como la pieza cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: la libertad o el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien. Tiene esta obra varias versiones hechas por él mismo. También se apunta en ella, aunque muy en segundo plano, el tema de la educación, tan desarrollada posteriormente en el siglo XVIII. En este segundo registro, lleva a su perfección el llamado auto sacramental, pieza alegórica en un acto de tema eucarístico destinada a representarse el día del Corpus. Por mencionar sólo algunos, citaremos El gran teatro del mundo o La cena del rey Baltasar. En cuanto a dramas filosóficos, su obra maestra es, sin duda, La vida es sueño; El médico de su honra y El alcalde de Zalamea en cuanto al drama de honor, aunque hay también piezas comparables como El pintor de su deshonra (h. 1648) o A secreto agravio secreta venganza (1635).El escondido y la tapada. Detalle del monumento a Calderón de Madrid (J. Figueras, 1878).El secreto a voces y La dama duende son cimas en cuanto a comedia de enredo, con otras muchas menos conocidas de capa y espada como El escondido y la tapada, No hay burlas con el amor, Casa con dos puertas mala es de guardar o Mañanas de abril y mayo, que anticipa el género de la comedia de figurón, aunque una pieza suya como Guárdate del agua mansa posee ya uno, el estrafalario don Toribio de Cuadradillos. Tienen carácter melodramático comedias como No hay cosa como callar (h. 1639), No siempre lo peor es cierto (entre 1648 y 1650) o La niña de Gómez Arias (h. 1651), que poseen una mayor introspección y se acercan al universo trágico. Comedias palatinas son El galán fantasma (1629), Nadie fie su secreto, Manos blancas no ofenden (h. 1640), o El secreto a voces (de la que se conserva un manuscrito autógrafo de 1642). Se acercó al drama histórico con piezas como La gran Cenobia (1625), La cisma de Ingalaterra, Amar después de la muerte, o El tuzaní de la Alpujarra (1659) o El mayor monstruo del mundo (1672). Dramas filosóficos y simbólicos son La hija del aire en sus dos partes, donde se pinta la ambición sin límites de la reina Semíramis, asesina de su marido Nino, y Las cadenas del demonio (de atribución dudosa). Dramas religiosos y hagiográficos son La devoción de la Cruz (h. 1625), El purgatorio de San Patricio (1640), El príncipe constante (h. 1629), cuya representación tanto había de influir sobre la concepción teatral de Jerzy Grotowski, y El mágico prodigioso (1637), obra que influyó poderosamente en el Fausto de Goethe, al que prestó algunos pasajes enteros. La Danza de la Muerte. Detalle del monumento a Calderón de Madrid (J. Figueras, 1878).Calderón empezó a interesarse por las comedias mitológicas al sustituir a Lope de Vega en 1635 como dramaturgo de cámara. Rápidamente se adaptó a las condiciones del gran espectáculo cortesano con piezas como El mayor encanto amor, de ese año, y otras cuales El golfo de las sirenas, El monstruo de los jardines, Fieras afemina amor, La fiera, el rayo y la piedra (1652) o La púrpura de la rosa (1660) entre otras muchas. De este género es la ópera Celos aun del aire matan, que el propio Calderón parodió en su comedia burlesca Céfalo y Pocris. Pero el género que monopolizó el maestro fue el de los autos sacramentales, desde los de aire medievalizante como El gran teatro del mundo o El gran mercado del mundo a los de pretexto mitológico, como Andrómeda y Perseo o Psiquis y Cupido. Otros: La cena del rey Baltasar, La vida es sueño, El divino Orfeo (del que hizo dos versiones separadas por casi treinta años), La nave del mercader (1674) etcétera. Calderón es el maestro indiscutido de este género, en el que ya los personajes se han convertido en puras abstracciones conceptuales o pasionales. Compuso asimismo Calderón bastante teatro menor, por ejemplo entremeses como El triunfo de Juan Rana. Abilio Calderón Rojo (* Grijota, 22 de febrero de 1867 - † Palencia, 10 de julio de 1939). Abogado y político español, fue ministro de Fomento y ministro de Trabajo, Comercio e Industria durante el reinado de Alfonso XIII. Miembro del Partido Conservador inicia su carrera política como diputado en el Congreso al obtener un escaño en las elecciones de 1898 en representación de Palencia, escaño que volvería a obtener en todos los procesos electorales celebrados hasta 1923 y, tras la dictadura del general Primo de Rivera, en las tres elecciones celebradas durante la II República formando parte, en la primera de ellas, de la facción política denominada castellanista agraria independiente (el único que figura en el archivo del Congreso de los Diputados con tal adscripción),[1] y en las dos siguientes como independiente. Ocupó el cargo de director general de Administración Local y de Obras Públicas, siendo autor de la ley que hacía el Canal de Castilla canal de riego. Fue nombrado ministro de Fomento entre el 20 de julio y el 12 de diciembre de 1919 en el gobierno que presidió Sánchez de Toca y ministro de Trabajo, Comercio e Industria entre el 8 de marzo y el 7 de diciembre de 1922 en el gabinete presidido por Sánchez Guerra. Su sobrino-bisnieto, Ramón Calderón, fue elegido presidente del Real Madrid en 2006. Vicente Calderón Pérez-Cavada.- (Torrelavega, Cantabria, 27 de mayo de 1913 - Madrid, 24 de marzo de 1987). Empresario y presidente del Atlético de Madrid durante veintiún años. Vicente Calderón, gran Presidente, fue un empresario español nacido en Torrelavega (Cantabria) en 1913. Huérfano desde los veinte años, debió abrirse camino por su cuenta, y tras pasar por diversos empleos, su capacidad de trabajo le permitió consolidarse como un fructífero hombre de negocios. Desarrollaría su trayectoria profesional fundamentalmente en Madrid, si bien también tuvo importantes lazos con la localidad valenciana de Gandía, localidad en la que por su expreso deseo, fue enterrado. De precaria salud, su fallecimiento tuvo lugar, a causa de un infarto el 24 de marzo de 1987. El 21 de enero de 1964 dimite Javier Barroso como presidente del Atlético de Madrid, con el club sumido en una grave crisis deportiva y económica. Vicente Calderón asume la presidencia de forma provisional, y el 17 de marzo de ese mismo año es elegido Presidente. En poco tiempo consigue desbloquear la difícil situación económica, que tenía bloqueada la construcción del nuevo estadio que, en sustitución del viejo Metropolitano, se estaba construyendo en la ribera del Manzanares desde 1961. En tan sólo dos años, el Atlético de Madrid finaliza la construcción del Estadio del Manzanares que se inaugura en 1966. Poco después, en agradecimiento a la gestión de su presidente, el estadio pasará a llevar su nombre, denominándose Estadio Vicente Calderón. El club, bajo la presidencia de Calderón, iniciaba una etapa en la que conseguiría un destacado palmarés deportivo y una cierta estabilidad en lo económico. El 16 de junio de 1980 Vicente Calderón dimite al frente del Atlético de Madrid, y el club entra en una fase complicada, con una polémica presidencia (la de Alfonso Cabeza) y hasta tres presidentes provisionales. Todo ello provoca que el 23 de julio de 1982 la Asamblea General del Club vuelva a elegir como Presidente a Vicente Calderón, que tomaría posesión unas semanas más tarde. La nueva etapa de Calderón al frente del club no tendría los mismos éxitos de la primera, en un momento mucho más complejo para el fútbol. Aun así lograría una nueva Copa del Rey. Vicente Calderón fallecería de un infarto el 24 de marzo de 1987 estando en activo como presidente.
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