A veces, la falta de comprensión y atención de ciertos inhumanos oxidan las ganas de iniciativa de otras personas, y a la vez, con aires de superioridad se creen  diferentes e incomparables al resto, y humillan sin saber el daño que hacen, sólo por sentirse bien internamente. Así se muestran muchas personas con sus ideas de grandeza para hacer sentir mal, sin saber que somos humanos y no extraterrestres, que somos de este mundo y no de otro. Sentimos, lloramos, luchamos y vivimos situaciones, al igual que los demás, que no son color rosa. ¿Y por qué algunos se creen con derechos de maltratar a otros? Sabemos que la vida ha hecho que esos seres con prejuicios vivan momentos que explican sus comportamientos o tratos hacia los demás, pero también sabemos que eso no justifica sus acciones negativas, las cuales hieren y matan aquellos sentimientos, que en algún tiempo, tuvieron fuerzas para ser eternos.
            Y seguimos viviendo como víctimas, con temor a que destruyan nuestras ilusiones y sentimientos, con sed de igualdad y con ganas de que este mundo se convierta, verdaderamente, en "uno sólo", donde no hayan diferencias, sino semejanzas y donde el amor sea el elemento más fuerte para la unión.
            Es eso: el amor, que puede lograr lo que creímos imposible, matar aquel afecto desagradable e inyectar cariño para ofrecer a los demás sin importar de dónde vienen , su color de piel, su posición o religión, y entender la esencia de cada quién.
            Es mejor pensar sin restricciones, sin ninguna barrera que pueda frenar esos pensamientos constructores de bondades, para ver si de una vez por todas, podemos salvar este planeta de tantas injusticias, prejuicios y mal intenciones de personas agobiadas, internamente, por su pasado, causante de sus mezquindades, que al pasar los años y ver las consecuencias de la vejez acompañada de la maldad, resultan autodestructivas.