Del libro "Abecedario poético"
Publicado en May 16, 2010
I
Delgadita en estructura y en sonido, me haces pensar en las costumbres anoréxicas que taladran tu silueta de fakir. Iota en griego, pero nunca idiota, medievales gramáticos oscuros te pusieron un puntito en la cabeza como sombrero redondo y diminuto, quizás para taparte el Sol que tantas veces nos produce cáncer. Te las das de ortodoxa y muy formal cuando permites en tu cuerpo izar banderas con aquella impudicia que da grima en el sensible corazón de los nihilistas. Aunque a muchos de los mismos placería rendir culto, como buenos ciudadanos, a cualquier fósil recién glorificado, después de remplazar los destruidos con vesánica ironía y gran cinismo. Pero no tienen ninguno, y sin embargo, están felices por tu forma enhiesta que siempre triunfa ante la medianía. ¿Imbécil te conciben? ¿Idólatra talvez? No lo sé, pero imagino que en tu corta carrera hacia los cielos, más que débil, te ven como una espada. Te utilizan en los templos como icono, o al menos pedestal de innumerables santos que se afirman en ti como guerreros de los altos designios celestiales. Abusa el ignorante de tu impronta mientras el sabio permanece indiferente, pues sabe éste que los avances en el tiempo no son más que fantasmas e ilusiones en la imparable carrera de los siglos, la cual nos conduce en torbellino hacia el lugar que una vez impulsó nuestra partida.
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NATURAL