No sabés del rayo experto
que temprano va templando la madera.
No sabés de las caricias por su cuerpo,
de sus cuerdas arpegiando melodiás.
Solo yo y tu fantasma en un pacto
consumado, intimista,
avistando el horizonte, los escollos,
las pendientes,
proyectando por si acaso subterfugios,
pasadizos, una cueva despojada
de secretos,
un vulgar anonimato donde anclar
las remembranzas.
Sólo yo y tu fantasma en un dialogo
sincero, sin apuestas, sin acuerdos.
No sabés de la sonrisa que festeja
el nacimiento de otra era.
No sabés de la mirada donde entonces
te esperaba la rutina,
donde hoy te espera el brillo de la vida
a pesar de tu fantasma y de las ruinas.