La paradoja del desencanto
Publicado en May 24, 2010
Las formas de vida cotidiana de nuestra “moderna” sociedad, ha llevado a apagar los corazones de la mayoría de los pocos hombres y mujeres de valor. El desencanto originado en el bochornoso espectáculo que nos brinda la especie, ha anidado entre el espíritu, y apuntalado por la razón ha trastocado lo que debió ser el desarrollo natural de ese sentimiento. De sinónimo de inmovilidad, se ha transformado en acción.
Se deja adivinar tras ese desencanto el enorme desprecio por la vida que se ha incubado, mas el hombre se vuelca a la lucha por la transformación, busca el impulso externo constantemente, ya no se conoce. Hace mas de un siglo Feuerbach nos hablo del egoísmo: “el amor de la persona a sí misma, - nos decia - es decir, como el amor a la esencia humana, como el impulso que nos permitiera satisfacer y desarrollar todas las atracciones e inclinaciones, sin cuya satisfacción y desarrollo el hombre no es ni puede ser un hombre verdadero y perfecto”. Pero hoy el desencanto de sí mismo ha llevado al hombre a buscar su “realización” unilateralmente afuera, en la transformación de la sociedad. ¡así pareciera que amase la vida!
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