Sátira al sueño.
Publicado en May 24, 2010
Cuando me dicen: “Descansa, mañana será un nuevo día”, no puedo evitar oponerme mentalmente a tal afirmación, así esté de acuerdo con que en nuevos tiempos nuevas bonanzas. Cuando uno duerme, guarda en un baúl no perecedero todos aquellos recuerdos, situaciones y problemas, no sólo del día, sino de su inmediata conciencia, y, automáticamente, tales tópicos, recorren un camino sesgado hacia sus camarotes y todo aquello que uno ni siquiera determina (propio de una naturaleza vampiresca) viene a reemplazarlos. En el preciso instante en que se cierran los ojos, se pierde cualquier forma de razonamiento, todo se vuelve mágico y abstracto: Irracional. Tal acto, sin duda alguna, es la mejor aerolínea existente, pues logra trasladarte de este mundo a no sé donde en no sé cuánto tiempo; de verdad es increíble. En ese destino, que tal vez sea el mismo dominio infinito de hectáreas de la huesuda de la hoz, no se sabe si se está viviendo o no. Allí, todo aquello que se anhela se vuelve realidad, y lo que nunca se cruzó por la cabeza cobra vida. Es difícil establecer ese maquiavélico juego del subconsciente, uno nunca logra entender si su fin es dar gusto o molestar. Por otra parte, tengo que aseverar que me resulta fastidioso escuchar comentarios de gente que dice luchar por sus sueños, cuando simplemente basta con cerrar los ojos para conseguir cumplirlos: ¡No se deben confundir los sueños con las metas! También tengo que decir, o mejor, aclarar, que no es que descansar sea malo, la crítica va exclusivamente para la connotación tan equivocada que se le tiene, pues soy fiel partidario de lo exquisito que es pernoctar. Difiriendo, dormir, sólo es un camino para los cobardes y una opción para los timoratos porque sólo ese acto natural los aleja de su realidad, la única que hay que vivir. Pero eso no es lo peor; lo más arduo es tener que despertar. Al despertar, todos aquellos caracteres que uno guarda antes de dormir regresan a la mente, desplazando lo maravilloso y lo gratificante al tétrico baúl hasta una nueva oportunidad, hasta la próxima noche; por eso, cuando uno se levanta, mitad consiente y mitad no, es porque aquellas entidades se encuentran en un veloz intercambio de lugares y por esos segundos en nuestra cabeza no hay más que aire. Luego, nuevamente, todos los problemas, preocupaciones, remordimientos y recuerdos se apoderan de nuestra cotidianidad, dando así el inicio a un nuevo día. Por esto y más, valoro con desdén mis sueños: Cuando vivo, existo; cuando sueño, soy.Dormir no es descansar, dormir es morir en vida pero con el don de la resurrección.
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