MAR - K - 36
Publicado en May 29, 2009
MAR - K - 36
No soy katador ni bebedor de vino, aunke kisiera, no para ofuskarme sino para alegrar mi espíritu kon unas buenas kopas en medio de mis amigos kuando la tarde da paso a la noche, reina indiskutible de todas las delicias. Pasar por alto lo ke ha kontribuido a la potencia kreadora de los hombres, sería un olvido despreciable ke nadie perdonaría jamás. Medio embriagarse es asumir la vida kon decisión de parloteo, en un estado superior y más feliz, ke da la sensación de júbilo y konfianza para vencer obstákulos, porke la sensibilidad se aguza komo la de un lince en aktitud de acecho. La frontera entre realidad y fantasía, donde el ensueño y la imaginación rompen las kadenas de un diskurrir suicida, puede hallarse más fácil llevando en la kabeza el líkido evanescente de unas kuantas kopas. Por eso los diktadores más sangrientos praktikan muchas veces la abstinencia, para ke su cerebro de roka no konceda un poko de humanidad a sus desmanes. Si Stalin o Mussolini hubieran sido buenos bebedores, otro gallo kantaría en el mundo ke nos dejaron. Esa idea de rektitud moral, en poder de kamarillas parkas en prodigalidades y glotonas de virtudes kastradoras y asesinas, ha sido la desgracia de todo el género humano. Nadie sería buen diktador durante su resaka en la mañana ke sigue a la embriaguez, porke dejaría de sentirse un dios, y humillado no tendría valor para imponerse a sus áulikos, algo posible en un Estado demokrátiko. Bebamos pues kon moderación para ahuyentar el tedio, sin el bestialismo y ceguera diktatoriales, kontra los titiriteros de la moral públika, sin kreernos por eso superiores sino seres komunes y korrientes, dispuestos para el amor, el kanto, la danza y la poesía.
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jorge
felicidades