Jugando con el cigarrillo (Reflexiones)
Publicado en Jun 09, 2010
Juego con el cigarrillo a hacer malabarismos entre los dedos que lo agarran con suavidad y hacen que inicie una particular danza de emociones. De cada dedo en cada dedo el cigarrillo, sumiso y obediente, desliza el humo de su ensoñación en cada uno de mis deseos. Es el noble arte de jugar... sólo jugar... a entretenerse con el tiempo creando piruetas como los trapecistas de mi imaginado circo que es éste mundo dónd he creado payasos sonrientes, domadores de gatos y palomas, motoristas que pasan de de un dedo a otro dedo rozando la piel de mis manos, malabaristas que sacan de cada dedo una imaginaria mujer cada vez más bella. En este relato que es la vida sentimental jugar con los cigarrillos a hacerlos deslizar entre los dedos sin llegar a quemarnos la piel sino simplemente a dar el beso calorífico de los sueños despiertos, los enigmas del juego son mucho más sencillos de lo que algunas personas creen: son sólo simbólicas maneras de caminar cuando se está sentado, por ejemplo, en la Escalinata del Conocimiento, en la Fuente del Saber o en el mismo Universo de la Fantasía.
El cigarrillo pasa y traspasa, una y otra vez, las fronteras de la Imaginación e ilusoriamente, mera apariencia, se va apagando lentamente, despacio, para entretener los minutos del cotidiano pensar en las bellas trapecistas que van flotando en el aire junto con las volutas del humo del cigarrillo. No. No estoy fumando. Sólo estoy jugando a existir dentro del misterio desde aquella vez en que dos de ellas, dos de las muchas bellas trapecistas que he conocido en los circos de la vida, me dijeron que era necesario fumar para ser un hombre. Por eso juego al escondite con el cigarrillo bailando entre mis dedos, sin otro más quehacer que ser la inocente apariencia de un hombre que no necesita fumar para serlo. Pero ellas lo quieren así. Y yo dejo quen los cigarrillos me imprengnen de sueños al sentirlos como besos del aire... ese aire que eleva las volutas de humo y las transforma en círculos misteriosos, lineas infinitas, metáforas de poesía nada más; mientras ellas siguen creyendo que para ser un hombre completo es necesario fumar. Por eso juego a esto de los cigarrillos encendidos que rozan mi piel y se van apagando lenta... lentamente... mientra sigo siendo yo... simplemente yo... lejos del capricho en lo que ellas quisieron convertirme. Y es que no sabían ni saben todavía que es sólo el juego del humo de la poesía, ese milagro diario que me hace colgar verbos, palabras y metáforas, entre las volutas del humo para que sigan ascendiendo siempre hasta traspasar los límites de la Tierra y ubicarse en este Universo de Sueños al cual pertenezco desde que comprendí que la mejor manera de ser fiel a sí mismo es dejar que cada cual piense libremente mientras juego libremente con los cigarrillos bailando una especie de curioso fox-trot entre los dedos de ambas manos. ¿Y qué importa si el cigarrillo está ahora jugando en la mano derecha, ahora jugando en la mano izquierda?. Nada. No es ningún juego de ideologias... sólo son simples formas de expresar que se puede ser libre a pesar de las apariencias y a pesar de la confusión de quienes, siendo profesionales, equivocan la realidad con lo que parece la realidad. Y el diagnóstico final es sólo un juego de malabarismos para sobrevivir sanamente en esta jungla de enfermedades en que tenemos que saber jugar a no ser apariencias vanas sino a aparentar ser lo que sin embargo somos. Hombres o mujeres de la verdad. Pero la verdad no desean muchos de ellos admitirla. ¿Y qué hacer entonces?. ¿Intentar explicar una vez más?. No. Es muy cansado tener que explicar una vez más. Lo más agradable es seguir jugando a que fumas como un camionero de las grandes autopistas cuando sólo eres, en realidad, un hombre, nada más que un hombre jugando por los caminos de la vida. ¿Molesta tener que jugar?. No. Para nada. Ni molesta ya tampoco la incredulidad de quienes no saben comprender que los cigarrillos encendidos sólo están encedidos como si de milagros de misteriosos sueños fuesen. Jugar. Sólo jugar a ser hombre siendo hombre o a ser mujer siendo mujer y jugar a tener que escuchar sus palabras e incluso sus indeferencias. ¿Y qué puede importarnos a nosotros, los que hacemos malabares con los cigarrillos encendidsos, que hablen mal de nosotros o simplemente les seamos indiferentes?. Y los sabios doctores todavía sin comprerdelo; pero así esté el mundo, amigos y amigas que me seguís leyendo, así está el mundo de muchos profesores de la vida que no saben tan siquiera el sencillo abecedario del juego de los malabares de los cigarrillos encendidos. No importa. No importa lo que os digan o que les seáis indiferentes. Seguid siendo siempre hombres o mujeres jugando a ser hombres y muejeres sin dejar nunca de serlo... Y una sonrisa me señala que he llegado al final de mis reflexiones.
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