Bajo lluvia de pájaros puros
estoy pensando en mil palabras
componiendo páginas celestes
entre las nubes del atardecer.
Mil gotas de lluvia y sentimiento
y un sólo poema de colores
dibujado en el viento del futuro.

Una paloma blanca volando
con el laurel del triunfo conquistado
y un himno de pasodoble taurino
resonando en el eco de la tarde.

Voy caminando bajo el sueño
de las orquídeas selváticas y acuosas
y un reguero de sangre de amapolas
tiñendo el rojo carmín de estas nubes
que forman una corola de esperanzas
llenando el vacío del pasado.

Ya no. Ya no regreso a los mares.
Ya entro de nuevo en el corazón
donde aprendí lecciones de la vida
en la gran urbe... en la urbe
de esos viajeros somnolientos
que pasan como recuerdos vivos
y son fotografías de la historia:
una historia de vida y de sentires
plena de emociones sin final.

Ya estoy aquí, vuelto de las selvas,
para escribir párrafos con tinta
de quetzal imaginario y del cóndor
de un pasado que queda en el recuerdo.

Ya soy de nuevo un eterno joven
que rebasa el eclipse de la luna
y sigue mmirando a las estrellas
con su sonrisa de bohemio errante...
sólo que ahora ya no soy vagamundo
de sueños cumplidos y pasados...
ahora soy el verdadero sueño convertido
en un afán de saga sin crepúsculo.
Una exclusiva manera de sentir
los labios enlazados de persona
besando a su Eterno Sueño sin misterio.

El único misterio es Ella
que viene ya dispuesta a encenderse
en el centro de mi corazón ardiente.
Y es más que suficiente
para un eterno soñador de fuegos
quemarse entre los dedos que acarician
mi rostro con todos los sentidos
de un cristiano sentir sentimental.