¿Habéis visto la lluvia?. Esta lluvia de madrugada que ha colgado sus lágrimas en el puente circular de las sombras, allí junto a los juncos. ¿Que no la habéis visto?. !Pero si está cuajada en las horas de nuestros párpados sedientos!. !Es imposible que no la hayáis visto!. Ha llegado así, de repente, desde la frontera del niño acurrucado bajo el mantón de la abuela. Ha sido una lluvia de pequeños filamentos colgantes, como las ramas del sauce llorón que está ahora sollozando por la larga espera. ¿De verdad que no la habéis visto?. Ha sido una lluvia de mandrágoras surgiendo de un vaporoso mar de la lejanía.

Pero no. !Tenéis que haberla visto seguro!. Una lluvia de cristales opalinos enraizados en el corazón de la madrugada, en medio de las luces dormidas de las callejuelas por donde se ha escuchado el claquetear de las sandalias del pescador. ¿Es verdad que no la habéis oido?. Ha sido la lluvia que ha mojado el descampado de la soledad y ha empapado todas las músicas del borracho empeñado en beber las lágrimas del viento. ¿Y cómo chorreaban las buhardillas sobre las aceras?. ¿No habéis visto como chorreaban las buhardillas sobre las aceras?. !Hasta los tejados de las iglesias han clareado sus misterios!. ¿No?. ¿Pero si parecían lágrimas de un recién nacido?. Sí. !Las tenéis que haber visto!. Ha sido una especie de melancolía colgada de las veletas de las torres mayores.

!Estoy seguro de que la habéis oido por lo menos!. ¿Por qué os da miedo confesar que habéis oido esta lluvia morir de ansiedad?. No. No es posible que no la halláis oido. Ha sido una lluvia huracanada y torrencial. Hasta las mujeres que estaban tejiendo estrellas en sus mantillas se han quedado solas escuchándola. Llorando por el tiempo perdido en la barahúnda de los jardines de sus sueños. A ras de suelo se han visto el brillo de sus nostalgias.

¿De verdad que no la habéis oido?. !Pero si la ha sentido tan potente el niño que se ha tenido que ir a la otra esquina para no verse envuelto en la bruma de su venida!. Y yo aquí... ocupado en ver la vida tras los cristales de las funámbulas siluetas. Como gotas de limones exprimidos han sido sus lágrimas. ¿Que no la habéis oido tan siquiera?. Debe ser que estábais profundamente dormidos y no recordáis el misterio de su nostalgia.

¿Es posible que no halláis visto ni oido a la lluvia de esta madrugada?. Ha sido una lluvia que ha llevado su canto por todos los aires. ¿Cómo no la habéis visto?. ¿Cómo ni tan siquiera la habéis oido?. Acaso los acentos del viento no os hayan dejado discernir. Pero os doy mi palabra que esta madrugada ha habido una lluvia de temblores. Tan lejana como la última estrella del alborear. Y el niño está todavía desmadejado en las telarañas de sus existencias...