Porteño el crudo peatón del apuro,
el gris oficinista empastillado,
el mustio solterón besando la estampita,
anhelando el milagro.
Iván el panadero, Manuel el abogado,
el sórdido destino, el beso postergado.
Ciudad sale con fritas, esquinas de la mugre
y del abrazo.
Porteño el ritmo celular contaminado,
el pico rebelión del horno subterráneo,
calor verano antiguo se viene piazzolando,
sopor de la humedad conflicto va incubando.
Teresa un fuego extinto, Marisa un buen presagio.
El taxi aguanta el yugo, el mozo rompe un plato,
la Bolsa estalla gritos, los pibes con su llanto.
Porteño vicio letras de andar averiguando,
excéntrica virtud del goce estrafalario,
el sol amparo impide que enfrie el adversario,
el cuento que nos cuentan
aun no ha terminado.