Otra vez los almendros están abiertos en su flor y la última sílaba del vuelo de tus horas vuelve a reponer sus alas, vuelve a abatir al viento silente de mi memoria y vuelve a quedarse bailando en medio de la luz y de los duendes del aire...

Otra vez los almendros están abiertos en su flor y de nuevo vuelvo a pedirte que me permitas, una vez más, respirar todo tu olor y que tu olor me haga evocar profundamente al animal que hay dentro de mí... y que ese animal puro intuya, una vez más con su instinto, otra forma de ver tu alma. La forma más carnal que existe...

Otra vez los almendros están abiertos en su flor y te ruego un poco más... sólo un poco más de sueño abierto para hacer que despiertes y yo te pueda desear en las caminatas del agua de tu sonrisa, en la esencia de las sombras de tus ojos, en el delirio del ritmo de tus pechos, en la locura del baile de tu vientre y en los aromas del cafetal entero de tu cuerpo...

Buen Día, Liliana (Lina de los Ángeles de mi Gran Sueño).