Pues yo si sé algo (A la memoria de León Felipe)
Publicado en Jun 16, 2010
No es que sepa muchísimo, que para eso no es necesario ser persona humana, pero me basta con saber que no soy ningún hueco pues poseo cuerpo específico suficiente para especificar que los embudos suelen ser anchos por una de sus bocas y estrechos por la otra. Por eso los leones pasan tantas dificultades para entrar en las trastiendas de este trasiego tan abandonado donde se han quedado los relojes detenidos por un breve segundo. Felipe: en ese breve segundo se puede saber bastante o por lo menos algo de colinas y rincones. Tal como lo oyes. Se puede saber algo de colinas llenas de arbustos donde poder hacer que circulen nuestras siluetas humanas en este slalom en que habéis convertido la existencia algunos generacionistas de 27 años de edad. Sí. A los 27 años de edad él al parecer no sabía nada. Yo, sin embargo, a pesar de mis pocas letras, sabía ya que mi voluntad no era dormir sino estar bien despierto entre los callejones oscuros de este Madrid del cual no sé cuánto puedan saber los bohemios prostibularios pero sé lo suficiente de prostíbulos literarios que desde las literas expresan palabras en la madrugada y que ciertas personas escuchan para meditar.
El viento, amigo León, sopla para todos. No sólo para quienes tienen que exiliarse debido a las ideologías sino también, y que no se olvide, para los emigrantes que no salen de España en busca de "guerrillas poéticas" sino de pura poesía nada más. Que entre "guerrilla poética" y pura poesia nada más, hay tanta distancia como es el articular, con el corazón, la palabra Amor. Dios nos hizo así. A unos les dejó ser leones libertarios... a otros nos permitió ser leones libres. Yo no he escrito jamás palabras de violencia; que para eso basta y sobra con el Soplo de Dios. Yo sólo he escrito, León Felipe, historias de Felipes de carne y hueso; no de Felipes convertidos en leones, sino de Felipes humanos nada más. Por ejemplo, de ese amigo Felipe que es tan extremeño como yo... y eso que soy madrileño y reconozco que en la ciudad de Zamora nacieron personajes históricos tan ilustres como Doña Urraca, Alfonso IX de León, Juan II rey de Castilla, Viriato según dicen algunos, Rodrigo Díaz de Vivar más conocido como "El Cid Campeador", Arias Gonzalo y, en literatura, los muy conocidos por mí como Leopoldo Alas "Clarín" el de la novela de transición llamada "La Regenta" y hasta Juan de Manuel de Prada que, aún no nacido en Zamora, pasó toda su infancia, juventud y primera madurez en Zamora (igual que pasa conmigo con mi querido Madrid) que hasta ha logrado ser Premio Planeta en el año 1997 y Premio Nacional de Narrativa en el año 2004. Sí. Yo también sé que tengo un Premio Nacional de Ensayo... León Felipe decía que nunca había escrito bajo el viento, quizás porque vivía mucho más cómodo de lo que en realidad creían sus seguidores; pero yo os puedo afirmar que he escrito bajo el viento y bajo las lluvias tormentosas refugiado en oscuros cafetines madrileños, de esos que se llaman por ejemplo "Alegría" y muchos otros más. ¿Supo él cuál fue la bohemia no prostibularia?. No. No éramos cantores ciegos ni contábamos coplas de ciego como él dejó entrever en su texto "Y no sé nada". Yo tuve, ya lo ven, los ojos bien abiertos para soñar cosas que no eran tan imposibles como las suyas. Estimado León Pelipe de los caminos... mis estrechas veredas fueron muchas veces compañía para mi corazón. ¿Y tus caminos?. ¿Te sirvieron alguna vez para sentir la Verdad de Jesucristo?. Estoy seguro de que no. No importa. No hablo nunca de religión... yo sólo quiero escribir, como homenaje a tu memoria, que no sé cantar tampoco, como tú bien confiesas, pero que a veces me surgen cantos espontáneos y entonces resulta que sí sé cantar. Como sé que te gustaban las paradojas te presento esta para la meditación de tus seguidores y seguidoras. ¿Quién canta por los verdaderos arenales de la vida?. ¿Quién canta por las verdaderas albas de la vida?. ¿Quién canta cuando los gallos despiertan la conciencia de quiénes están durmiendo sin darse cuenta de que quizás ya no puedan volver a despertar?. ¿Quién canta a esa libertad de vuelo de palabras, sí, habéis leído bien, he dicho vuelo de palabras liberadas de axiomas ajenos al verdadero Arte?. ¿Quién canta en las madrugadas de los caminares lentos pero largos, y en los caminares largos pero lentos?. Y es que sé que le gustaban ciertas paradojas y por eso las escribo así... para decir que era yo por ejemplo quien cantaba... o quizá sólo fuese la imaginación de mi yo... Puedo decir algunas cosas desde el sofá de mi humilde salita de estar. Desde el sofá de los psicoanálisis, de los cuales tanto sabía él, os puedo prometer y prometo (como decía Don Adolfo Suárez en sus famosos discursos a la nación española en época de Transición) que nunca he dicho nada. No. Los sofás del psicoanálisis nunca los he conocido yo tanto como personajes famosos como León Felipe. Y es que todavía no soy famoso. Por eso me da a mí por pensar que si alguna vez llegue a ser famoso con la ayuda de Dios, desde luego que nunca escribiré ni un sólo poema en un sofá de psicoanálisis; eso se lo dejo a sus seguidores que tanto gustan de encontrar, entre sus líneas, pautas de carácter psicodélico o de afanes por batallar con las espadas en alto. No. Yo no corto cabezas de seres pensantes ni las atormento con argumentos de hoces y azadas ni tampoco de yugos y flechas. Mis argumentos son más sencillos. Quizás alguna vez escribo de seres rebeldes pero vivos, seres rebeldes que no buscan la muerte en los campos de batallas de las prosas líricas sino que no les gusta dormir y pasear bajo las estrellas. A mí, ya lo ven ustedes seguidores y seguidoras de León Felipe, no me ocurre lo que a él le ocurría porque sí que me encanta escribir desde que tuve tan sólo siete años de edad y desde que un profesor, enjuto y seco, llamado don Vicente Ibáñez, me enseñó por ejemplo a discernir que la palabra "ómnibus" es sinónimo de "autocar", "autobús" o "tartana" según la época histórica que nos toque existir. Ya sé que a León Felipe no le gustaban estas cosas del pueblo llano y sencilllo si no las adornaba co una literatura llena de ínfulas tales que sólo eran escritas con plumas de "aves multicolores" para darse mayor importancia. Yo también sé algo sobre los colores. Por ejemplo, que si sentamos a cuatro personas ante un gran cubo de colores y a cada una de ellas frente a los distintos lados visibles, cada uno ve un color diferente: rojo, azul, amarillo o verde según el lado en que se encuentre. Y es más, existe un lado superior de color blanco que no lo ven y tampoco ven el lado inferior que es de color negro. Metáforas simplemente, señores seguidores de León Felipe. Además de decir que tenía cincuenta y ocho años cuando escribió su texto titulado "Y no sé nada", como si la edad fuese importante a la hora de escribir como Dios manda... el señor León Felipe dió por entendido que no había aprendido nada nuevo por los caminos de la vida y, sin embargo, yo he andado no sólo por caminos sino hasta por estrechos callejones madrileños para decir que sé algo, que sé algo o bastante para ser más exactos, de la vida gracias a seguir siempre caminando. Y las faltas de ortografía, señores seguidores y seguidoras de León Felipe, no demuestran que se sepa o no se sepa escribir bien en puro español sino que cuando habla el corzón, como decía el gran Don Antonio Machado, el movimiento de los dedos sobre el teclado es tan rápido que desborda las letras y tropieza, en tropel, con todas ellas. Cuando se escribe con la hondura del corazón las faltas de ortografía, señores académicos, no son ignorancia sino simplemente ímpetu y vigor que se convierte en torbellino literario y no como muchos que se sientan en las poltronas de la Real Academia de la Lengua Española sólo para vegetar y, de vez en cuando, despertarse de su aletargamiento para introducir una nueva norma académica diciendo que la anterior ya está en desuso. No. La literatura verdadera nunca está en desuso y es por eso, seguidores y seguidoras de León Felipe, por lo que yo sigo escribiendo entre números y entre cifras una ó acentuada para diferenciar y no confundir a los lectores y lectoras de mis textos. Que digan lo que quieran el señor Víctor Garcia de la Concha, el señor Mario Vargas Llosa, el señor Juan Luis Cebrián, el señor Luis María Ansón Oliart, el señor Arturo Pérez-Reverte, el señor Alvaro Pombo y García de los Ríos, el señor José Manuel Blecua o el señor Javier Marías a la hora de confeccinar Antologias de la Literatura Española o escrita en español; que a mí me sobra y basta con saber lo que enseñó mi maestro Don Florencio Lucas Rojo, que en paz descanse, para escribir incluso mejor que don León Felipe según el gusto de mis seguidores y seguiidoras; pues sobre gustos, como ya escribí en su día, hay muchas cosas escritas y no como dice el falso dicho de "sobre gustos no hay nada escrito". ¿Qué razón lleva León Felipe para decir que las formas literarias deben basarse en el libertinaje?. Ninguna bajo mi punto de vista. La única forma valiosa de la Literatura no es escribir con formas de libertinaje sino con formas de libertad que es algo diametralmente opuesto. No. No me gustan las formas femeninas rectas y angulosas de los ultramodernistas, sino que me encantan las formas curvas que diferencian, en la literatura y en la vida pues la literatura es la sombra de la historia humana, a la mujer del hombre y, desde luego, no deseo para nada cambiar de opinión. Yo también soy español retornado, señores seguidores de León Felipe, porque siempre vuelvo, siempre vuelvo al lugar de origen donde creció esta mi manera natural y personal de escribir. Si les molesto a los pedantes de siempre, y conste que pedante quiere decir soberbio y prepotente entre otras cosas, es problema de ellos. Como es problema de ellos escribir como rabadanes del lenguaje como hacía el famosísimo Camilo José Cela, pues entre la literatura "celiana" y mi literatura hay un abismo que se llama estilo puro y no puritano. Esta es mi manera de hablar y mi manera de escribir, cuidando siempre el estilo y si algunas veces hay que decir al pan pan y al vino vino pues lo digo y los escribo, pero no caigo en el horror de escrbir como un arrabalero del idioma; cosa que hacía tanto el famoso Cela del cual, he de decir de paso, que salvo un poco de "La Colmena" (no toda ella por supuesto) no me llama para nada la tención libros suyos como "El Viaje a La Alcarria" pues yo tamnbién he viajado por esos lugares y he escrito sobre ellos (consultar por ejemplo mi serie "Aventuras Españolas" que son sólo una pequeña porción de ellas) para demostraros que soy tan viajero como lo fue él pero me entretuve en escribir con mayor limpieza y con detalles más literarios, sin emplear palabras vulgares más allá de lo debido, porque he respetado a los paisajes y a las personas que habitan en esos paisajes. A los seguidores de León Felipe, y ya estoy acabando, les tengo que decir que él escribía exterioridades de amores libres y falsas propagandas mientras yo suelo escribir, es cierto, exterioridades pero no de amores libres sino sujeto al amor noble y, además, escribo sobre paisajes de interioridades que sólo entienden quienes saben de ello. Que lo de los "amores libres" ya lo hacían los occitanos trovadores de la Baja Edad Media. Sí. Los trovadores, juglares, segreres y demás amantes de mujeres casadas. No. Yo soy otra clase de trovador. Yo soy trovador bien diferente. Sólo soy trovador que observa la belleza de ciertas mujeres, casadas, solteras o divorciadas, pero nada más que para expresar frases como: "decir mujer es decir eternidad". Y el hecho de que nunca me quieran incluir en ninguna Antología de las Letras Españolas no me importa en absoluto como tampoco me importó que no me pagasen ni un mísero sucre por haber corregido el Dcicionario de la señora María Moliner que ni he consultado nunca ni jamás lo voy a consultar porque me parece un verdadero "tostón" digan lo que quisieran decir de todo ello, don Dámaso Alonso (que en paz descanse) y don Lázaro Carreter (que en paz descanse) o el señor Ferrater Mora (que en paz descanse) por ejemplo. Y, por supuesto, igual digo de famosos ecuatorianos como Pablo Palacio, Demetrio Aguilera-Malta o el mismísimo Juan Montalvo que osó decir que escribió las páginas que se le olvidaron escribir a Don Miguel de Cervantes y Saavedra. Eso es ridículo. Yo he escrito a la manera de Don Quijote y Sancho Panza pero jamás faltando al respeto al genial Don Miguel de Cervantes y Saavedra. Yo, ahora, también digo lo mismo: con mi pluma lo maté... al fantasma espectral de León Felipe. Adiós.
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