A LA SEÑORITA MERCEDES

Mercedes era el nombre de mi maestra
quien me enseñó las letras
y corrigió la porfiada orientación inversa
de mi escritura.

Era ella una mujer amable
abnegada con los niños de ese tiempo
de los silabarios y la tiza
y el borrador de almohada
sobre la pizarra.

Mercedes era mi maestra,
de voz amable
firme como el roble,
su rostro crítico, su temple
era preciosa para dar valor al tiempo
para despertar el afecto por mi patria
y aprender de sus héroes,
y cantar sus hazañas.

Este nombre tiene poesía
me trasunta la magia que acompaña
la conciencia vigilante y cariñosa que se expresa
como una campana que se escucha desde la casa
y marca las horas de la infancia.     

Nunca fui a la Escuela para llevarle una flor.
Ella sembró en el alma de muchos
pero quiero agradecer sus atenciones  
en el océano del universo,
en la red de las palabras
y brindar por ella y su memoria.