Eternos soliloquios del vino III (Buenas Noches)
Publicado en Jul 01, 2010
Detona y espera, carente de bullicio el alma se quiebra en la melancolía; relojes sensatos, mareas crudas, el bosque y el mar se unen en la costa de los mundos; que rostro ese que esconde, venera y calla, busca dar sentido y le sobran palabras para hallar lo que desconoce; sentido manifiesto de la naturalidad con que el cielo se aleja, luz de coral que nutre el desorden de todo placer; espejo que refleja el silencio de la luna, como mar que baila en la noche de tus días; amaneceres casi infinitos del atardecer agónico surgen y se encierran, se encapsulan; crece la profecía de la tristeza y nace desde un adentro tan celeste. No podría aspirar Dios a sentirse digno, con los ojos que miran hacia el cielo clamando pisar las estrellas de zafiro que a sus pies descanza; siquiera sin sentir una gota de rocío que cae del frío de la mentira; muero al recitar los versos que alguna vez te he dado, pensando en la frágil razón del miedo y el absurdo: Viejo roble que contiene las hojas marchitas de cartas pasadas, cofre de melancolía y sueños, encierra tu olor el prado distante de un verde maduro, sobrio y aniquilante; maravilla incierta con que miro tus labios de mañana, de amanecer tibio y silvante; ojos de luna llena, mirando al cielo, sintiendo mi respiración través de tu cuerpo y muriendo así, siendo dueño de nada, solo de mis recuerdos.
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G. F. Degraaff
inocencio rex
G. F. Degraaff
G. F. Degraaff
leticia salazar alba
MARIANO DOROLA
DE LOS ULTIMOS TIEMPOS.
MAGNIFICO
Y GRACIAS DE TODO CORAZÓN POR REGRESAR.
TU HERMANO AMIGO
SIR MARIAN