LOS HUEVOS DE LA POESÍA
Publicado en Jun 05, 2009
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HUEVO COCIDO

¡La poesía tiene huevo!
¿Será por tanta huevonada
que escribimos los poetas?...
 
Si la poesía tiene huevo
debe ser un huevo bien cocido,
no tibio ni blandito
y menos de cualquier manera.
 
Debe ser un huevo duro,
cocido en el caldero de la imaginación,
en las aguas hirvientes de los mares perpetuos,
sobre el horno encendido de las constelaciones,
bajo la mirada impúdica de los dioses paganos
o la envolvente de un solitario Dios.
 
¿Qué mago -pregunto-
puede cocer el huevo inasible de la poesía?
¿Entre los hervores de qué líquidos
coagular su yema de amarillos ojos
y su clara transparente y pura?...
 
Sólo el poeta sabe semejante alquimia,
siendo el único llamado a degustar
en la mesa del sueño tan generoso manjar.
 
Huevo que nunca mueres,
huevo que te cueces en cada poesía,
huevo de innumerables formas y texturas
divinas y profanas:
Quiero tus nutrientes hoy
cuando aún la vida me sonríe
como un duende juguetón y tierno
entre gallinas de un mágico galpón.
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2
HUEVO FRITO
 
Sólo en la sartén del poema
puede freírse el huevo de la poesía;
no con aceite común,
ni siquiera con fino aceite de oliva.
 
El huevo de la poesía debe ser freído
con miel de rosas,
cultivadas en el jardín del poeta,
regado con agua de estrellas,
porque bien sabido es
que entre la estrella y la rosa
hay un complot permanente
para que el huevo de la poesía
no caiga en sitios estériles
y pueda cumplir entonces
su función primordial:
Nutrir los tristes y desheredados
como reza la sentencia bíblica.
 
Pero el huevo frito de la poesía
debe servirse caliente
(a muy pocos les gusta el huevo frío),
y el poeta tiene la obligación
de servir bien sus alimentos:
cálidos, ya que el espíritu es fuego
de altas temperaturas
en la sartén autoclave del poema universal.
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3
HUEVO REVUELTO
 
En este mundo revuelto,
donde todo gira incontroladamente,
el huevo poético no puede ser la excepción.
 
¿Con quién tiene huevo la poesía?...
 
Si la poesía tiene huevo,
también tengo yo el mío con la poesía.
 
Y siendo así, podemos, la poesía y yo,
juntar nuestros dos huevos
en la cacerola de las circunstancias
y revolverlos cabalísticamente
hasta encontrar el punto exacto
que busca el mundo en su feroz bulimia.
 
No hay que confundir, sin embargo,
los huevos revueltos de la poesía y yo
con el huevo filosofal, ni con los huevos
fantásticos de Las Mil y Una Noches,
ni con ningún otro huevo,
porque los huevos revueltos
de los que estoy hablando
se parecen más a Dios que a otra cosa.
 
Todo poeta debe comer sin demora
el huevo revuelto de la poesía;
de lo contrario, corre serio peligro
de morir abandonado como un náufrago,
carente de alimento y esperanza
en los mares sin costas de la fantasía.
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4
GUSTOS PERSONALES
  
Me gusta ver la poesía como un huevo
meciéndose en las aguas salutíferas del tiempo.
 
Me gusta ver la poesía ovalada,
cociéndose en las calderas cósmicas
mientras Dios ríe a carcajadas
de estos pobres mortales
que desperdician sus mejores días
escribiendo sus peores versos.
 
Me gusta mirar la cazuela
donde se fríen o revuelven las metáforas
que tienen forma de huevo.
 
Me gusta saborear la clara y la yema
de los mejores huevos poéticos.
Me gusta hacer tragar a mi enemigo
toda esa huevonada que es la poesía.
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5
VANIDAD DE VANIDADES
 
El huevo de la poesía se está cociendo ya;
ha caído en los hervores de la fantasía.
 
Antes cristalino y lustroso,
luce ahora una clara blanquísima y opaca
sobre una yema de amarillo mate,
envueltas ambas en su prisión calcárea.
 
Pronto estará listo, bien cocido,
para que pueda mejorar la dieta,
escasa por cierto, de todos los poetas
que buscan complemento alimenticio
en las despensas de la imaginación.
 
Pero hay poetas caprichosos
que no querrán huevo cocido,
ni frito, ni revuelto,
porque con su inflada vanidad
sólo saben engullir, enceguecidos,
(crudos, sin sal ni condimentos),
los huevos impotentes de su incapacidad.
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Comentarios (1)add comment
menos espacio | mas espacio

facundo aguirre

es una buena dosis de proteina a la alicaida poesia
Responder
June 05, 2009
 

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