Nadie canta, pero puede servir el piar de los gorriones.
Publicado en Jul 14, 2010
Nadie canta, pero puede servir el piar de los gorriones para revertir lo trágico de la vida, que tanto intentó explicar Unamuno, para que las flores se abran y los recuerdos de múltiples viajes nos hagan volver a ser aquellos que fuimos cuando tomábamos el chocolate de aquella existencia espesa. Nadie va a descubrir cuánto amamos la existencia volviendo a girar los sueños de arena limpia en la playa, con el mismo estilo de siempre: llamando a los caballitos de mar simplemente gitanjáforas o, por qué no, solamente alumbramiento. Y es que este alumbrar de nuevo la historia humana es un hipocampo literario. Un hicocampo que surge de las aguas para extenderse por todo el extenso panorama de la playa.
Nadie canta, y sin embargo, por dentro, todos tenemos un secreto guardado en el diván de la memoria. Es continuo este fluir de los recuerdos en medio de un oleaje de suspiros y de meditaciones que nos convierten en pasajeros infinitos. Caminar. A veces sí. A veces solamente consiste en sentarse ante una computadora y dejar que esos sueños de arena se deslicen por todo nuestro ser hasta convertirnos en aquellos que fuimos cuando la vida era otra cuestión. Y es que la cuestión de aprender lo que son las olas puede sevir para componer una canción de esperanza con la guitarra insomne del tiempo. Abro la página 29. Ha sido sólo una acción espontánea. En la página 29 de toda nuestra memoria se puede encontrar, por ejemplo, la clara respuesta: mañana no estaremos aquí. !No podemos cerrar los ojos cuando deseamos caminar hacia el centro de nuestro corazón salvo que los cerremos para entrar en el profundo sueño del reloj de arena que, continuamente, nos está dando razones para afirmar nuestra libre voluntad de ser tal como éramos!. Sí. Se puede llamar milagro a esta forma de vivir, sentir y aprehender nuestros momentos de gloria y transformarlos en una simple flor abierta a la nueva primavera. ¿Acaso no puede existir la primavera en el mes de julio?. Todo consiste en mirar al cielo y ver nubes blancas y dejar que el viento acaricie nuestros sueños y nos transporte al mundo al cual deseamos pertenecer. ¿Cuántos mundos existen en el interior de un ser humano?. Si tuviésemos que contarlos no tendríamos días suficientes para poder vivirlos todos... así que es necesario seleccionar aquellos que nos hacen felices. ¿Para qué vivir los mundos trágicos unamunianos si podemos tener la capacidad de vivir las primaveras en pleno mes de julio?. Algunos pensarán que es una utopía imposible. Sin embargo, ya lo véis. Mirad hoy al cielo y veréis cómo es verdad que estamos en plena primavera. No os hablo ni del ayer, ni del hoy, ni del mañana. Os hablo del tiempo completo, el tiempo que consiste en saber que somos capaces de transformar la tragedia unamuniana en el sencillo piar de los gorriones. Nadie canta, pero puede servir el piar de los gorriones para demostrar que la vida no es ningún teatro aunque muchos hayan preparado sus tramoyas. No. Más allá del teatro existe la existencia. ¿No hemos deseado siempre una vida mejor?. Recuerdo "Tal como éramos": Katie es inteligente, y una persona que tiene unos ideales muy claros y desea un mundo mejor y más justo para todos, y lucha por ellos sin venirse nunca abajo en un sitio en el que nadie piensa en ella. Es muy profesional, de hecho lo es demasiado, se lo toma todo demasiado en serio. Es una persona que no entiende de estrageias pensadas. Es totalmente transparente. De hecho no le hacen gracia las bromas. Pero conoce a Hubble y se enamora de él. Ambos se han encontrado en una fiesta. Katie trabaja en la radio y Hubble es un oficial de la marina. Inician una relación. Él le demuestra tanto cariño que termina también por enamorarse de ella. Y ella aprende, por fin, a reír. No entender que la vida es necesario ser experimentada tal como éramos es renunciar a la felicidad. Es importante, muy importante, cambiar el fondo de las ideas y hacerlas salir a la superficie para asirnos a ellas como tablas salvadoras. Esta vida, en realidad, deja de ser un teatro, perdón señor Calderón de la Barca, porque nunca es un teatro. Y es necesario saberlo. Lo que sucede es que todo es una larga historia que se inicia con un despertar. ¿Se puede saber qué es dicho despertar?. Simplemente abrir el corazón y dejar que la vida penetre en él. Claro que amar no es imposible. Mi abuela decía, cuando estuvo aquí, que luchase siempre por encontrarlo y no volviese nunca con las manos vacías. Sé que me estaba hablando de un sueño de arena en una playa mediterránea a veces, pacífica siempre, y entendí que aunque nadie cante, me bastó siempre con escuchar el piar de los gorriones para poder entender lo que mi abuela me quiso demostrar. Es más. Superé las barreras del silencio de mi abuela y las convertí en palabras sinceras para demostrar que se puede... que se puede ser tal como éramos si creemos y tenemos suficiente fe en ello. Algunos no pueden imaginar porque la imaginación la han malgastado en tragedias diarias. Algunos hasta no pueden ni siquiera que se puede imaginar o dicen que la imaginación es una existencia irreal. Las mujeres, normalmente, sí lo han entendido siempre (salvo raras excepciones). Sin embargo, muchos hombres son incapaces de poder entenderlo. Comprenden que hay una verdad libre en todo ello... pero se empeñan en cerrar esa verdad en sus círculos materialistas nada más. ¿Se puede o no se puede ser tal como éramos? se preguntan todas las horas del día... porque son incapaces de mirar a los ojos de una mujer que sabe que sí, que más allá de los silencios alguien puede cantar con el corazón y transformar la vida. Puedo estar soñando toda una eternidad dejando transcurrir el tiempo. Puedo estar soñando toda una eternidad dejando fluir el tiempo. Y puedo estar soñando toda una eternidad dejando sentir el tiempo. Eso, para muchos hombres de este mundo actual, es un imposible. Realizan algo así como quedarse detenidos ante un semáforo en rojo pero no aprovechar cuando el semáforo se cambia al color verde porque están verdaderamente ensimismados en el abismo de las apariencias. Creen que de verdad la vida es un teatro (nuevamente perdón señor Calderón de la Barca pero usted estaba confundido) y es en esos momentos... cuando pocos son los que se dan cuenta de que exite el color verde del semáforo de las esperanzas, cuando podemos volver a ser tal como éramos: un hombre y una mujer amándose solamente. El mundo lo han cambiado las normas rígidas de las potestades (de los que se creen a sí mismos potestades) pero lo único que han cambiado han sido las formas. Grave error. Las formas pueden volver a ser lo que fueron. Eso lo desconocen porque desconocen que la vida, al revés que el teatro, comienza con un desenlace, continúa con un desarrollo y termina en un planteamiento. Depende de qué planteamiento estés expresando para tu vida o depende de qué planteamiento estés expresando para tu existencia... porque vida y existencia son antígonos... aunque algunos creen que es el mismo asunto. Si planteamos la vida sólo como vida entonces caemos en el error en que cayó (perdón señor Calderón de la Barca) quien afirmó que la vida es un teatro. Si planteamos la vida como una existencia sabemos que todo es posible a través de hacer reales las utopías. No creo en el teatro más allá que una simple representación. Pero, para mí, la existencia no es una representación más o menos brillante, para mí la existencia es que, cuando nadie canta, me puede servir y me vale el piar de los gorriones para volver. ¿A dónde volvemos los caminantes que sabemos que la vida es una existencia?. Volvemos a aquel lugar donde nació nuestro sueño y donde, de repente, sin que nadie nos enseñase nada sobre ello, nos convertimos en poetas, cuentacuentos, historicistas de las expresiones literarias. Todo porque sabemos, los que hemos vuelto ya de haber vivido la existencia, que la existencia es una eterna consecuencia de asumirla como vida propia. Y así, cuando nadie canta, basta el piar de los gorriones para decirle al mundo que es un error lo que han creído; que la verdadera credibilidad es esa parte de fantasía que nos convierte en héroes sin serlo, en iconos de la existencia sin desear serlo... porque nuestra única meta final es el amor.
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