Eternos soliloquios del vino VIII (Buenas noches) con Sebastián Cardenas
Publicado en Jul 18, 2010
Réquiem de tu cuerpo, ocaso; se posan batallas y los corceles libres chocan en el pantano de la soledad; soldados de guerras silentes, lueñes y sádicas, que ofrecen consuelo a la sangre inquieta de mi temor; procuro abrirme paso por la niebla que me proponen tus curvas, siento el peso insoslayable del fatuo amor y la no correspondencia de tus ojos me divide el alma en miles; este atardecer me hace pedazos y apenas si tengo ansias de existir
y la batalla se destierra de mi alma; ya el tiempo es arena y el corazón plomo; no hay pluma que alcance a describir la muerte del sol en este ocaso sin misericordia, y tú, que juntas mi vestigios cual mar entre las manos, y me filtro, y vuelvo a caer, sobre el peso de la vida, la existencia atroz de un camino sin tus labios; se cierne sobre mi la angustia de la soledad, me encarcela entres sus fauces y siento miedo, profundo y desgarrador se apodera de mis extremidades con una cautela propia de cazador, emana un grito que te busca y no te encuentra. Ahora solo silencio... miro sin nombrarte, en esta oscuridad que me aprisiona; silencio, por dios, silencio; el cristal de tu mirada cascabelea y te pienso, quizá la muerte traiga alivio, el lastimoso alivio el de olvidarte... y de repente se ilumina este vacío y ante mi se posa un universo de posibilidades, todas terminan con la muerte por supuesto pero cada una de ellas extrae la esencia del dolor que me causa tu partida, le sonrío a la muerte como nunca porque la veo diferente, es mi amiga y ahora y junta a ella puedo matar y morir a un tiempo; tiempo efímero que traduce la sustancia en respiración, marea de grises que bajan a desangrarme mientras enloquezco; y sueño, y vuelvo a despertar en el frío de unos brazos que no son los tuyos…
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G. F. Degraaff
G. F. Degraaff
Daniel Robles
MARIANO DOROLA
Tu corazón es inmenso...
Te quiero fuerte.
Te quiero felíz.
te quiero entusiasta.
te quiero triste
o débil o agotado.
Pero vivo sobre todo, empuñando siempre tu espada bendita, aunque su peso tiemble en tus manos.
Gabu: TE QUIERO MUCHO
TE ADMIRO MUCHO TAMBIÉN. TU LO SABES.
G. F. Degraaff
norma aristeguy
Querido Gabriel ya te había comentado el que sigue en otro lado, por eso me enfrasqué en la lectura de éste.
Un abrazo fuerte.
norma