Cuando sangramos, sangramos lo mismo (Parte 1)
Publicado en Jul 20, 2010
No podía parar de saltar. La euforia de estar a sólo metros de ellos controlaba mi cuerpo. Sabía muy bien que ninguno me iba a mirar, en ese sentido seguía cuerda y sin ninguna ilusión; Sentirlos cerca durante el tiempo que durara ese recital me bastaba para ser feliz. Por una vez en la vida, realmente feliz.
Leyla, Caro y yo pasamos por cosas impensables para poder estar ahí. Primero hubo que juntar el dinero para la -nada barata, debo agregar- entrada Gold. Luego mis papás pincharon mi burbuja, así que tuve que adularlos y ser excelente en todo durante casi dos meses para que me dieran permiso para viajar. Después, pagar para los trámites del pasaporte y demás, pero no sé si a mis viejos le resultó demasiado caro o si les dan miedo las alturas que al final no quisieron volar, por lo que tuvimos que buscar una ruta para llegar a Los Libertadores y una forma de no morir de frio en el intento. Lo bueno de todo eso fue que Anabela decidió no ir, o más bien mis papás no quisieron llevarla porque aventuraron que a mí me molestaría su presencia. Acertaron. Para mí no era un juego, era lo mejor que me iba a pasar en la vida. Y nadie me lo iba a arruinar. Y, finalmente, estaba con ellos, cantando a todo pulmón y rogándole al cielo que ese instante nunca terminara, hasta que noté que algo cambió. Matt terminó de tocar Hysteria demasiado abruptamente, apremiante, como si hubiera otra cosa más importante que el concierto en ese momento. Me desconcerté y miré a mis amigas a ver si lo habían notado y no fue así, estaban demasiado alucinadas por la música. Cuando fijé mis ojos en él nuevamente me dí cuenta: Me estaba observando. Mucho. Como si no hubiera nadie más en el estadio. Y no, no pude apartar la vista, fue imposible. Parecía que veía a través de mí, que sentía la felicidad que emanaba por cada uno de mis poros. Volteó repentinamente, liberándome de esos ojos azules que durante un instante que me pareció eterno me tenían presa. - ¿Te pasa algo? - soltó mientras yo volvía en mí. - Nada, es que... - esperaba que no me creyera loca.- Me estaba mirando. - ¿Matt?- abrió los ojos como platos. - Sí, pero seguro que fue mi imaginación. - No creo - aseguró - tu nunca te equivocas. Mi cara se puso caliente. Tenía que distraerme antes de que esa tonta e irreal ilusión óptica no me dejara pensar con claridad. Me asomé a ver que los tres estaban conversando con caras serias. Demasiado serias. Dom le gritó algo a Matt, lo que hizo que éste hiciera ademán de empujarlo, pero Chris no le dió el tiempo. Le dijo algo a Dom, lo que los calmó a ambos. Cada uno volvió a su posición original después de unos segundos. - ¿Soy yo o estaban peleando? - Se extrañó Caro. - Eso creo, aunque me pregunto por qué.- Respondió Leyla. Matt empezó a tocar Dark Shines como si nada. Todos -incluyéndome- quedamos anonadados, pero a pesar de eso aplauidimos el comienzo de esa canción nada esperada. Me puse a corearla con toda normalidad, dando por pasado el pequeño incidente anterior con el vocalista, pero en el segundo verso volvió a suceder. Se quedó mirándome casi obsesivamente hasta que comenzó el estribillo. No era posible. Simplemente no. ¿Qué parte de una persona común y corriente como yo podría llamar la atención de Matt Bellamy?
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