Chile (América en mi corazón)
 
Norte, tierra de almas silenciosas,
Llanto de obreros acallados por las balas,
Piel reseca de los hombres por el hambre.
Hombres y mujeres tomados de las manos
Enfrentando la metralla con sus pechos. 
Cual guijarros lanzados sobre el agua
Las balas se hundían en los cuerpos,
Tres mil seiscientos fueron masacrados.
La noche va cayendo sobre los cuerpos
La navidad para los niños tan cercana,
Estos recibieron su regalo de mañana,
Cuatro tablas teñidas con carbón, y 
Sin saber lo que encerraba aquel cajón,
El desierto cual rubíes amanece,
Hay quien dice que es el alma,
El alma de los hombres que se esconde.
En el valle de la luna se ven sombras,
Talvez amantes que las balas no apartaron
Más que lluvia son lágrimas que caen
Sobre arena tan marchita para asomen las flores
A los muertos olvidados del desierto.
 
Centro, tierra de almas bochincheras,
Que olvidan las heridas del pasado,
Memoriales sobre piedra se han tallado
Pero olvidan a los muertos del pasado,
Dejan flores una vez cada año,
Mientras ríen quienes los mataron.
El mar con su furia fue testigo
Recibiendo en su regazo algunos hijos,
La arena coqueteando con las olas
La montaña acariciada por el viento
Los cóndores nos miran desde el cielo,
Los pumas los miran desde el suelo,
Agua cristalina en las montañas
Más azul que los ojos de mi amada,
Colibríes cual mariposas juguetean,
Besando entre montañas los copihues
Pudúes que caminan silenciosos
Se confunden con los pasos de los zorros.
Cuales ojos en medio de montañas
Las lagunas refrescan los volcanes
Que son viejos y eternos fumadores.
 
Sur tierra de hombres tan valientes,
Que enfrentaron con sus pechos a las balas.
Por la paz con las armas fue sembrada,
Las vidas que las armas arrebatan
Fueron niños, fueron mujeres,
Fueron hombres enterrados, 
Fue aquella la paz que cultivaron.
Araucarias y canelos aún sufren,
De sus hojas caen gotas de rocío,
Es el llanto por la muerte de sus hijos,
Aferrados a los troncos van creciendo
Aferrados a los troncos ven el cielo,
Son copihues blancos también rojos
Los unos son los besos de la luna,
Los otros el alma del mapuche,
Las cascadas son el velo de la tierra,
La neblina es el aroma de los bosques,
Los ríos son los llantos de los niños,
Los truenos el grito del guerrero
Los volcanes la furia del pillan,
La tierra para todos nuestra madre.