Yaroslavi Y Vladimir el poder de la conviccin
Publicado en Aug 01, 2010
A principios del siglo XI, el Gran Príncipe de Kiev, Yaroslavi, Georgios, en griego, creó una legislación para Rusia, reuniendo el código civil y el eclesiástico. El primero, contiene leyes para castigar crímenes y proteger la propiedad de los ciudadanos.
Elemental y primitivo, deja a la víctima el trabajo de detener al culpable y buscar y hacer comparecer a los testigos, ante los tribunales, sin los que, era imposible elevar una acusación. Según crónicas de la época, las luchas entre vecinos, eran frecuentes e interminables y las canciones, a las que siempre fue tan aficionado, el pueblo ruso, eran reemplazadas por el ininterrumpido graznar de los cuervos, disputándose los cadáveres. Vladimir, nieto y sucesor de Yaroslavi, “El Sabio”, quedó a cargo del poder, previo eliminar a numerosos candidatos interferones, con métodos drásticos, en boga por aquéllos rudos tiempos. Vladimir, en búsqueda de una fe acorde a sus necesidades metafísicas, en un primer intento, buceó en la religión musulmana. En ella encontró, de positivo que le facilitaba el camino hacia la guerra y la poligamia, cuestiones muy dignas de tener en cuenta, dadas sus aficiones. Pero lo negativo, se impuso, como una muralla, imposible de salvar.”La religión musulmana, prohibe el alcohol y la ingesta de cerdo.” Entre los hábitos rusos, la bebida, por demás arraigada, siempre fue considerada normal. “La bebida es una Amiga que hace olvidar las penas y preocupaciones, alegra el alma y sume en un sueño profundo que aleja las tristezas” En el siglo XVI, los embajadores rusos que visitaban España, quedaron sorprendidos y lo destacaron en sus crónicas, por no encontrar borrachos tirados en los arroyos ni gente, deambulando por las calles, perdida por el alcohol. En Rusia, el Zar, la Zarina, príncipes, princesas y altos dignatarios, terminaban las fiestas y reuniones, durmiendo la borrachera, tirados sobre las alfombras. Era considerado normal. El pueblo, igualmente, se mantenía y regodeaba en esas bárbaras costumbres. El Gran Príncipe Vladimir, en sus viajes a Bizancio, quedó muy impresionado por la religión cristiana. Paganos y herederos de ídolos y rituales de los antiguos eslavos, escandinavos y cosacos, aglomerado de donde surgieron los rusos originales, aficionados a sacrificios de humanos y animales, abrazó el cristianismo y lo impuso al pueblo. Hizo quemar todos los ídolos y objetos del culto pagano, seguidamente, convocó a toda la gente, junto al río y les ordenó sumergirse, con hijos, hasta los más pequeños, sostenidos sobres las cabezas. Desde la orilla, Vladimir, leyó las fórmulas rituales del bautismo y todo su pueblo, abrazó la fe cristiana. Un Bautismo colectivo y sin la mínima objeción. El celo que puso en convertir a sus súbditos, mantuvo al cristianismo, en el corazón del pueblo ruso,hasta la revolución del siglo XX, Iglesia y Estado, durante ese lapso, mantuvieron una relación estrecha e indisoluble. Las más bellas iglesias y conventos, mandadas a construir por los habitantes de mayores recursos, se extendieron por toda la Rusia, dando un toque de identidad que se mantiene a través del tiempo.
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