Seré tu príncipe azul,
que desde lejos,
Llegará
y te besará...

Aquel,
que un día,
convertido en rana,
añorabas...
y con un prodigioso beso
te devolvería  la vida...

Aquel, que esperabas
con tus brazos abiertos...

Y  tú,
niño- hombre,
estas dispuesto a dar el corazón...

Seré más que noches de sexo
y de placeres...

Aquellas que se olvidan...
Aquellas deseadas y fortuitas...
Noches olvidadas
en la penumbra de un bar, 
en la esquina
de una calle solitaria...
Noches de viajeros frecuentes,
de turistas,
de una noche de copas...

Seré tu infante azul...
Dejaras
tu estanque...
Contigo no tendría sexo...
Contigo haría
el amor...
Miles de noches
de amor...
Mucho amor...
¡El más bello 
y gran amor…!
Ese, que nos hace temblar…
Ese… en dos cuerpos varoniles... 
El más tempestuoso...
Entre dos mismos cuerpos... 
Enredados como se revuelven
las boas, 
cuando empollan 
sus crías... 
 Déjame quererte...
Déjame amarte...
como dos fieras
enjauladas...
 
Yo,
como tú,
estoy dispuesto
a dejar este pantano 
de ranas y de machos... 
Para ser tu soberano ...
y tú,
mi personaje de azul...
De negro o  rosa….
¡De miles colores!
 
 Dejemos los estanques
de los machos
y de ranas...  
¡Sólo por nuestro amor! 
¡Amor de hombres!
¡Vivamos sin los miedos
esta dulce  y amarga locura!